De cómo aman los muertos.(Fragmento)
La cosa era mantener cuatro paredes a tu alrededor. Si tenías cuatro paredes, tenías una oportunidad. En cuanto estuvieses en la calle, las oportunidades se irían al carajo, ellos te tendrían, te tendrían bien cogido. ¿Para qué robar algo si no lo puedes cocinar? ¿Cómo te vas a follar a alguien si estás viviendo en un callejón? ¿Cómo vas a dormir si todo el mundo ronca en el albergue de la Misión? ¿Y se te rompen los zapatos? ¿Y huelen? ¿Y es insano? Ni siquiera puedes mear sin mojarte, ver sin tener que cerrar los ojos o morirte sin sufrir. Necesitas cuatro paredes. Dadle a un hombre cuatro paredes y moverá el mundo.... Así que nos quedábamos allí sentados, fumando nuestros cigarrillos liados y bebiendo oporto, mientras veíamos cómo las cuatro paredes se iban disolviendo, derrumbando. En casos como éste, lo mejor es hablar. Hablas de un modo salvaje, te bebes tu vino. Éramos cobardes porque queríamos vivir. No queríamos vivir demasiado mal, pero de cualquier modo queríamos vivir.
Charles Bukowski
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