El libro de la inquietud

 


Nunca amamos a nadie. Lo que amamos es la idea que tenemos de alguien. Es nuestro propio concepto, nosotros mismos, lo que amamos. Esto es cierto en toda la gama del amor. En el amor sexual buscamos nuestro propio placer a través de otro cuerpo. En el amor no sexual buscamos nuestro propio placer a través de nuestra propia idea. El masturbador puede ser abyecto, pero de hecho es la expresión lógica perfecta del amante. Es el único que no finge y no se engaña a sí mismo. Las relaciones entre un alma y otra, expresadas a través de cosas tan inciertas y variables como las palabras compartidas y los gestos ofrecidos, son engañosamente complejas. El acto mismo de encontrarse es un no encuentro. Dos personas se dicen "te amo" o lo piensan y lo sienten mutuamente, y cada una tiene en mente una idea diferente, una vida diferente, tal vez incluso un color o una fragancia diferente, en la suma abstracta de impresiones que constituyen la actividad del alma.

Fernando Pessoa, El libro de la inquietud


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