Bloqueos mentales.
Según las propuestas de psicología de Carl Jung, nuestra parte consciente es solo la punta del iceberg, ya que hay una gran cantidad de información de nosotros sumergida en nuestra parte inconsciente.
La parte de la que no somos consciente nos influye y nos dirige. Solo tenemos una idea de la capacidad de absorción, comprensión, identificaciones e información que guardamos a lo largo de los años, décadas y vidas.
¿De dónde traemos la información? Así como los pájaros saben hacer sus nidos, sin necesidad de un plano. O saben cuándo iniciar un viaje para escapar del invierno, sin necesidad de un mapa o GPS externo, los seres humanos también traemos información sobre mapas, lugares, ciencias, relaciones, amores en el subconsciente.
La sabiduría interior que nos indica cómo hacer las cosas sin que nadie nos enseñe, es en gran parte nuestro subconsciente.
El miedo a cometer errores es uno de los mayores bloqueos mentales. Al frenar, siempre negamos el deseo más interno y verdadero de “actuar”.
El miedo al rechazo o desprecio, nos distancia de lo que queremos hacer por la necesidad irreal de querer complacer a los demás. Es decir, la búsqueda de aprobación externa nos hace crear un bloqueo entre lo que realmente queremos ser o hacer y lo que terminamos siendo o haciendo.
El pensamiento más profundo de este comportamiento es que si hago lo que el otro quiere, obtendré lo que quiero. Pero no siempre sucede así. Es una negociación inconsciente, unilateral.
Y cuando nuestras demandas infantiles e irreales no son saciadas, nos sentimos insatisfechos, infelices, nos bloqueamos.
Estos son bloqueos que creamos contra nuestra propia felicidad y que provienen de experiencias que ya hemos tenido, ya sean antiguas o recientes, pero que, de alguna manera, nos trajeron dolor.
Para escapar de ese dolor, creamos una forma de reaccionar ante situaciones similares poniéndonos una coraza.
El impulso de querer agradar es uno de los mayores generadores de bloqueo. Las personas más heridas y de corazón endurecido son aquellas que fueron expuestas al rechazo o la insatisfacción de sus necesidades emocionales.
Sin saberlo, van acumulando a través de la experiencia en el subconsciente una serie de respuestas ásperas ante el amor, la amistad, la familia y otros entornos relacionales.
Así que para ser verdaderamente felices, es importante hacer nuestras demandas hacia otros y hacia la vida misma de una manera diferente.
Cuando las demandas se hacen de forma unilateral y caprichosa es seguro que terminaremos lastimados.
Pero si aprendes a pedir, socializar y dar desde la gratitud, aun cuando recibas rechazo es más probable que te recuperes más rápido y no guardes bloqueos mentales.
La gente más feliz es la que está bien alineada con su subconsciente, al menos según Jung, y trabaja por enfrentar sus temores capa por capa.
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