Voy a estudiar Bellas Artes,

 


—¿Entonces qué vas a estudiar, mi amor? 

—le preguntó la madre, muy preocupada.

—Bellas Artes. Solo el arte tiene sentido 

en una época como esta.

Ingresó a la Universidad Nacional y su primera gran pasión fue Vincent van Gogh. Le atraía 

este pintor no solo por su obra temperamental 

y desgarrada, sino por su vida mística, por su contacto con los campesinos y los obreros 

más humildes. Llevaba en la mochila la correspondencia de Van Gogh, las cartas a su hermano Theo, con separadores, notas y subrayados en los apartes que más la emocionaban. Luego consiguió en una edición

popular el ensayo de Antonin Artaud sobre este pintor y llegó a la conclusión de que, en una época atravesada por el afán de dinero y de estatus social, el artista no tenía más remedio que vivir al margen, aislarse y buscar una ruta propia, lejos de los derroteros trazados por los pequeños burgueses y sus vidas planas y mediocres. 

Por eso el pintor de su alma no había tenido más opción que pegarse un balazo en el pecho en medio de los trigales que inmortalizó en sus obras. Esa imagen de Van Gogh dejando los pinceles 

para tomar el revólver la emocionaba hasta las lágrimas. ¿Qué más podía hacer el hombre sensible en una época de mercachifles?

(Akelarre)

Mario Mendoza 

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