El blanco.


 “Muchas personas blancas no están acostumbradas a que se les recuerde su color de piel, no tienen la costumbre. Pienso que es tiempo de ocuparnos de la gente que es discriminada pero también de las personas que se han aprovechado de esta discriminación porque si históricamente el racismo perdura es porque las personas que se han aprovechado de él no quieren que las cosas cambien”, detalla Lilian Thuram. “Es decir, estamos obligados a comprender cómo se categoriza el color de la piel, cómo se construye históricamente y cómo hay gente que no quiere discutir eso. Y hay que obligarlos a discutir…”

“Por todo el mundo se cuestiona la dominación del discurso occidental. Analizar esta violencia es analizar también la violencia de hoy. Ahí radica la importancia de cuestionar el eurocentrismo.”
Para Thuram, decir que la crítica al pensamiento blanco es “racismo antiblanco” es una trampa que busca escapar y negar el debate: “Cuando hablan de ‘racismo antiblanco’ lo hacen para detener el debate. Te dicen que eres amenazante. No, el verdadero amenazante es aquel que no quiere igualdad, el que se cree superior. Cuestionar la blanquitud es cuestionar un sistema de dominación. Entonces van a intentar descalificarte. Los dominantes tienen el hábito de ver a los otros, de juzgar al otro, pero no quieren ser observados o juzgados. Es por eso que es necesario cuestionar esta dominación. Y cuando cuestiona usted esta dominación no está cuestionando a todas las personas blancas, cuestiona usted el concepto de blanquitud.”

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