Tengo una herida entre las piernas.
Una herida que no cierra
que me sangra
que palpita
que destila.
Esta herida es la prueba
innegable y fehaciente
de mi condición de hembra
en este mundo patriarcal.
Para muchos esta herida
es sentencia que me dice
que prohíbe
que me impide
que gobierne
que yo herede
que yo estudie
me empodere
y que salga a trabajar.
Para algunos esta herida
es la marca que me obliga
a aceptar lo que otro diga
y a dejarme maltratar.
Para otros esta herida
es el signo que me indica
que el destino de mi vida
por naturaleza escrita
es la maternidad.
Pero pese a lo que digan
que me impongan
que me obliguen
que prohíban,
Este cuerpo
que me sangra
que palpita
que destila
no se puede doblegar.
—Esther Pineda (Caracas, 1985)
*Pintura: Carmen Mansilla Martín
Comentarios
Publicar un comentario