“R-E-S-P-E-C-T, Find out what it means to me”.

 


“R-E-S-P-E-C-T, Find out what it means to me”. Cuando Aretha Franklin cantó con desgarro esa frase en 1967 parecía que estaba respondiendo a la popular pregunta que lanzó al aire Sigmund Freud décadas antes: “¿Qué es lo que quiere una mujer?”. Lo más curioso es que la canción “RESPECT”, para la posteridad un himno feminista y una de las canciones más conocidas y veneradas de la historia del soul, fue antes una composición de Otis Redding pensada para ser cantada por hombres. “Respect” no es solo hoy un himno por su letra poderosa y reivindicativa, sino porque esa letra surgió cuando se le dio la vuelta a todo lo que un hombre le pedía a una mujer. El gran acierto de ARETHA FRANKLIN fue cambiar la letra y ponerse en la piel de esa mujer que espera en casa: ahora ya no es el marido el que llega cansado de trabajar y pide a su esposa que lo trate con dignidad, sino ella la que le dice que si quiere su admiración y sus favores se los tendrá que ganar. 

Volvamos dos años atrás en el tiempo. En 1965 el cantante y compositor Otis Reddin, famoso también por temas como “(Sittin’ On) The Dock of the Bay”, escribió “Respect” como la súplica de un hombre desesperado que trabaja para llevar el dinero a su hogar. Según algunos de sus biógrafos, la idea surgió cuando Redding volvió a su casa después de una gira y sintió que su mujer no lo recibía ni lo trataba como él hubiese esperado. Le comentó esta situación a su batería, Al Jackson Jr., que le dio la razón y observó: “Estás en la carretera todo el tiempo. Todo lo que puedes esperar es un poco de respeto cuando llegas a casa”. Una frase que terminaría siendo una de las que forman las estrofas de la canción.

Otis compuso la canción y se la ofreció, en forma de balada, a Speedo Sims, que era el manager de su gira pero también tenía una banda, The Singing Demons. Pero Speedo, por fortuna para todos los implicados en esta historia excepto para él, no pudo grabar la canción: sus capacidades vocales no estaban a la altura en el estudio. Otis Redding se la quedó, la grabó y la publicó en un álbum de 1965, “Otis Blue”. La canción fue un éxito moderado en las listas americanas y varias bandas, tanto estadounidenses como británicas, publicaron versiones de la canción durante los dos años siguientes adaptándolas ligeramente a sus estilos, pero manteniendo la letra y el espíritu de la original.

Hasta que llegó 1967 y la canción cayó en manos de Aretha.  Ella alargó ligeramente la canción, le subió el ritmo y ejecutó dos cambios fundamentales: el primero fue transformar la letra y ponerse en la piel de esa mujer que espera en casa; el segundo cambio fue esa magnífica parte final en la que deletrea el nombre de la canción (“R-E-S-P-E-C-T”) y los coros de sus dos hermanas, Carolyn y Erma, cantan a continuación ese veloz, misterioso y muy debatido “sock it to me / sock it to me / sock it to me...”. La frase era popular en los sesenta gracias a un programa de televisión y significa, básicamente, “dámelo ya”, pero tiene un doble sentido sexual y una sonoridad parecidísima a la frase “suck it to me”. Algunos analistas quisieron ver en la canción de Otis un doble sentido con aquello de que se merecía respeto, pero Aretha no solo no eliminó esa referencia velada, sino que cargó las tintas al añadir esa frase. 

La versión de Aretha alcanzó el número uno no solo en la lista R&B, también en la general, conocida como el Billboard Hot 100, y la convirtió en una gran estrella del género. Hoy su versión es la más popular y la que es versionada tanto por hombres como por mujeres. Porque en la década de los 50 y 60 surgió en Estados Unidos un cielo de voces negras. Un cielo lleno de ángeles como Etta James, Nina Simone, Roberta Flack, Dionne Warwick o Diana Ross. Pero un cielo con una sola diosa. Y esta fue ARETHA FRANKLIN. Porque ella brilló con luz propia convirtiéndose en todo un icono de los Derechos raciales en los Estados Unidos, y por tanto, siendo su voz  un elemento influyente dentro del movimiento racial  y de  liberación femenina, como su canción “Respect”, la cual se convirtió en todo un himno para  los grupos que luchaban en contra del racismo. El gran privilegio de Aretha fue aunar en su voz un estilo propio e incomparable donde se entremezclan estilos como el soul, jazz, góspel o pop.

Y la revista Rolling Stone actualizó a finales de 2021 su lista de las "500 mejores canciones de todos los tiempos" y “Respect” ocupa el primer lugar. Todo nuestro respeto. He aquí el recuerdo

https://youtu.be/A134hShx_gw

Y la reciente película “RESPECT” (Liesl Tommy, 2021) no solo hace referencia a esta historia, sino que se constituye en un buen biopic de la compleja vida de la diva del soul, interpretada con acierto por la actriz y cantante Jennifer Hudson. La vida de Aretha Franklin se vería marcada por una dura infancia, ya que sufrió el abandono de su madre y el carácter dominante de su padre, un pastor baptista más seducido por las mujeres que por Dios. Tuvo dos hijos siendo una adolescente (a los 12 y 14 años), sin confesar quien era el padre. A pesar de la convulsa situación familiar, en casa de los Franklin todo giraba alrededor de la música: Aretha era sin lugar a dudas la estrella, Erma y Carolyn también fueron cantantes, y su hermano Cecil se convirtió en su manager. Por la casa pasaron estrellas de la talla de Duke Ellington o Ella Fitzgerald o Nat King Cole, y su padre, Clarence LeVaughn Franklin, era íntimo de Martin Luther King.

Aretha logró triunfar gracias a su enorme talento, pero su vida no fue fácil. Cuando la joven tenía 19 años, un productor musical llamado Ted White, que tenía 30 años, se enamoró de ella y se casaron pese a la oposición del padre de Aretha. Ted la ayudó a triunfar, pero era un maltratador nato y su vida fue un calvario hasta que consiguió la separación. Poseedora de un temperamento difícil, tuvo que hacer frente a numerosas adicciones (tabaco, alcohol y comida), muy competitiva (sobre todo con otras mujeres, y especialmente contra Barbra Streisand) aunque también fue una persona generosa que se volcó en los más necesitados.

Pero hubo un acontecimiento que marcaría hondamente a Aretha, y fue la pérdida de su padre. A pesar de la difícil relación que había mantenido toda su vida con su progenitor, Aretha estuvo a su lado durante los cinco largos años que este pasó sumido en un coma tras recibir un tiro en la cabeza durante un intento de robo sufrido en su casa. 

“I Say a Little Prayer” (1968), “Chain of fools” (1968), “Call me” (1970), y la ya mencionada “Respect” son algunos de los grandes éxitos que han hecho inmortal a Aretha Franklin, considerada una de las voces más grandes de la historia de la música. Su álbum “Amazing Grace” (1972) ha sido el más vendido de la historia de la música góspel, logró nada menos que 19Grammy y fue la primera mujer reconocida en el Salón de la Fama del Rock and Roll. Y esta película, disponible en Amazon Prime, recorre durante 145 minutos la vida y obra de la Reina del Soul. 

Por ello, nuestro respeto (R-E-S-P-E-C-T) a Aretha Franklin.

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