Por las risas.

 

Por las risas.

Por las carcajadas que te dan dolor de barriga y te llenan de vida.

Por las charlas interminables.

Y por las conversaciones que arreglan el mundo.

Por los que se quedan hasta el final.

Por la buena gente.

Por los bailes hasta que te duelan los pies, y un poquito más.

Y por las canciones que te quitan la voz.

Por darlo todo sin pensar en nada más.

Por el abrazo que te reconforta y te empuja a continuar.

Por la alegría al soñar, y al cumplir un sueño más.

Por el ‘hoy por ti y mañana por mí’, y por mirar al lado sabiendo que hay alguien ahí.

Por las personas que te alegran ese ratito. 

Y con las que te sientes un poco mejor. 

Por la vida. Y por lo que está por vivir.

¡Brindemos! 

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