“Tenía miedo de la noche y los vanos fantasmas; me admiraba de que alguien pudiera andar en medio de tinieblas. Entonces Cupido, a la vera de su tierna madre, se rió de forma que yo lo oyera y me dijo en voz baja: «Tú también llegarás a ser valiente.» E inmediatamente llegó el amor: ya no temo a las sombras que vuelan en la noche, ni a las manos que atentan contra mi vida”.
Ovidio
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