La sal.

 


Escuché a mi mamá pedir sal a los vecinos, pero teníamos sal en la mesa. 
Le pregunté, ¿por qué les pedía sal a los vecinos?
Ella me contestó:
—Porque nuestros vecinos no tienen mucho dinero y muchas veces nos piden algo. De vez en cuando también les pido algo pequeño y económico, para que sientan que nosotros también los necesitamos. De esta forma se sentirán más a gusto y les será más fácil seguir pidiéndonos lo que necesiten y nosotros podamos compartir con ellos. 
Y justo esto es lo que aprendí de mi madre, construyamos hijos empáticos, humildes, solidarios y bondadosos con los nuestros y con los vecinos.
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