La mujer siempre lo tiene más difícil, tome el camino que tome.
La mujer siempre lo tiene más difícil, tome el camino que tome.
No me lo ha contado nadie, lo he vivido yo en sus carnes.
Si decide trabajar, descuida a su familia, pero si decide cuidar de la casa, es una inútil. Si se emplea a fondo en su profesión, es una mala madre, si pide jornadas reducidas para atender a los hijos, es una escaqueada. Si opta por no tener niños, no es mujer del todo, si resuelve tenerlos, es para cubrir una carencia. Si no cuida de sus mayores, es una mala hija. Si es lesbiana, es una marimacho, si quiere vivir soltera es una frígida, si le apetece una vida sexual sin restricciones, es una puta. Si se pone guapa, busca guerra, si no se maquilla, es una dejada.
Si cambiamos de género, todos esos calificativos se convierten en cualidades cuando se trata del hombre.
Por fortuna, somos cada día más los que pensamos justo lo contrario y los que nos batimos por una igualdad real que deje atrás los encasillamientos de cuáles son las obligaciones morales específicas por nacer siendo mujer. Estrictamente, ninguna.
Aún queda mucho por recorrer.
Soy uno de vosotras.
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