Pero siempre, siempre tocándome.


 Has estado pensando en mí en tu regazo. De varias maneras. Mi espalda a tu pecho o mis pechos suaves contra ti. A veces tranquilo. La mayor parte del tiempo hablando en voz baja conmigo. A veces me hace pensar en voz alta sobre las formas en que quiero que me tomen. Sabiendo que tienes ojos solo para la forma en que ardo por ti. Susurro. Gruñendo.

Pero siempre, siempre tocándose.

A veces acariciándome y diciéndome cómo pretendes disfrutar de mí. A veces, simplemente dejamos que el vapor se acumule entre nosotros mientras bromeas, tocas, besas y susurras. Otras veces, planifico mi destrucción en voz alta, tomando tus señales de las reacciones que simplemente no puedo evitar o esconder.

Pero siempre, siempre tocándome.

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