HOMBRES MAYORES.





Ojo con ellos. 

Andan por ahí con su corazón endurecido. 

Ojo con ellos son pocos y difíciles de identificar. 

Ojo con ellos. 

Ya se enamoraron y perdieron, fueron perdidos y tratados de reconquistar.

Ojo con ellos. 

Ya lloraron y ya olvidaron. 

Ya caminaron caminos olvidados, senderos de aventura y éxtasis y

Olieron flores de perfumes embrujadores. 

Ojo con ellos. 

Ya amaron cuerpos jóvenes, escalaron con besos montañas erguidas en desiertos morenos y ardientes de placer. 

Ojo  con ellos. 

Sus manos son expertas en acariciar. 

Sus boca sabe a vino añejo y sus ojos son un paraíso que si miras no podrás abandonar. 

Ojo con ellos ya pasaron los 40, su cabello presume canas  plateadas con historias jamás contadas. 

Ojo con ellos, ya no mienten, ya no juegan, ya no quieren aventurar. 

Ojo con ellos. 

Quieren besarte mientras duermes, agarrar tu mano fuerte, darte eternos abrazos de seguridad. 

Ojo con ellos saben cuidar, saben  conquistar cada día, saben amar cada noche, llamarte en las tardes con un poema de cuatro palabras, llenar tus domingos de alegría y saciedad. Los sábados miran la Luna, leen libros, están llenos de paz. 

Sus palabras son sabías, sus besos imanes de los que una no puede escapar. 

Ojo con ellos porque ya no creen en cuentos, ni se enamoran de los ojos o las caderas, no se embelesan en senos firmes ni  en largas cabelleras, una cintura no es para ellos lo que más se ha de admirar. 

Ojo con ellos, saben escuchar sin que tengas necesidad de hablar. 

Ellos se fijan en la mirada detrás de los ojos, en la belleza del alma, la madurez del espíritu y la sabiduría mental.

 Ojo con ellos, si te topas con uno, dudo que puedas escapar.

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