Costumbre navideña de Abruzzo.
“Había una antigua costumbre navideña en Abruzzo cuyo origen yo conocía. Cuando, después de la misa de medianoche, regresamos a casa, nuestro padre dejó la puerta de entrada entreabierta. La madre nos explicó que, desde la medianoche, la Sagrada Familia vagó por el mundo para escapar de los terribles soldados de Herodes a quienes se les ordenó matar al Niño Jesús.
Por tanto, era necesario que, en caso de peligro, la Sagrada Familia pudiera, sin perder tiempo, refugiarse en la casa más cercana. Por eso la puerta tenía que permanecer abierta, la chimenea encendida toda la noche y la mesa puesta, con buenas provisiones.
En consecuencia, nuestra Nochebuena se pasó en el insomnio y en una escucha más ansiosa.
El menor ruido nos sobresaltó. No era necesaria una gran sensibilidad para emocionarse con la idea de que María y José con el Recién Nacido estuvieran a punto de refugiarse en nuestra casa. Tienes una impresión que probablemente dejaría una huella por el resto de tu vida ".
Ignazio Silone
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