¿Alguna vez se ha preguntado a dónde van a parar las cartas que los niños escriben a Santa Claus?
A la Oficina de Correos de Santa Claus, por supuesto, justo al lado de su domicilio. Así que hemos aprovechado para hacerle una visita.
En el círculo polar ártico, a 66,5 grados latitud norte, Santa Claus dirige su propia oficina de correos con la ayuda de sus elfos. Situada a las afueras de Rovaniemi en la Laponia finlandesa, esta oficina es un auténtico centro logístico que cada Navidad recibe más de medio millón de cartas, tarjetas y paquetes. Durante la época de vacaciones, llegan más de 30.000 envíos diarios.
Como todo el mundo sabe, el hogar de Santa Claus se encuentra en una zona de Finlandia situada más al norte, en la montaña Korvatunturi. Sin embargo, y gracias a sus poderes mágicos, Santa Claus pasa largas temporadas en Rovaniemi para que todos aquellos que lo deseen puedan ir a visitarlo.
Escribir a Santa Claus
Santa Claus descansa tras leer una pila de cartas en su oficina postal de la Laponia finlandesa.
Santa Claus descansa tras leer una pila de cartas en su oficina postal de la Laponia finlandesa.
Foto: VisitRovaniemi.fi
Para la mayoría de los niños finlandeses, escribir la carta a Santa Claus es una parte importante de los preparativos navideños, sobre todo para los más pequeños, si bien es cierto que no existe ningún límite de edad. La carta a Santa Claus representa un género literario en sí mismo, con subgéneros que van desde los mensajes de criaturas que apenas empiezan a escribir (“Papi, ¿cómo se escribe ‘Santa Claus’?”) hasta composiciones más largas redactadas por niños de mayor edad.
Aunque es bien sabido que el contenido de las cartas que recibe Santa Claus es totalmente confidencial, nuestras fuentes entre los elfos nos han confirmado que, en ocasiones, los temas tratados no se limitan a las clásicas listas de deseos y regalos. Estos pequeños escritores suelen confiar a Santa Claus sus ideas sobre la vida y sobre los problemas que aquejan al mundo actual, y a veces incluso le piden consejo.
Estos mismos contactos también nos han dicho que no solo son los niños quienes demuestran su interés por Santa Claus, sino también los adultos. Son muchas las personas de todas las edades a quienes les gusta escribir para felicitar la Navidad y no solo para pedir regalos, sino para expresar deseos más profundos, como el deseo de que haya paz en el mundo. Y como nota anecdótica, si tiene la oportunidad de visitar la oficina de correos de Santa Claus, observará como un gran número de niños de temprana edad –alentados por sus progenitores, con toda seguridad– envían sus chupetes a Santa Claus como muestra de que ya no los necesitan.
Hay algo que sin duda causa un gran impacto entre las personas de todas las nacionalidades, y es el hecho de que, hasta la fecha, Santa Claus ha recibido cartas procedentes de 198 países distintos. Quizás por eso tanto él como sus elfos forman un fantástico equipo multilingüe.
Conocer a Santa Claus
https://www.youtube.com/watch?time_continue=35&v=ZjNq8y-QB5c&feature=emb_logo
Le advertimos de que este vídeo puede resultarle entrañable o muy empalagoso, todo depende de sus gustos, pero sin duda es un fiel reflejo de la oficina de Santa Claus.
La oficina de correos de Santa Claus forma parte de un grupo de edificios conocidos con el nombre de Santa Claus Village (la Aldea de Santa Claus). La línea del Círculo Polar Ártico pasa justo por la mitad y está pintada en el pavimento.
Uno de estos edificios alberga la «oficina postal» de Santa Claus. Se accede a ella a través de una sala de cuyo techo abovedado cuelga un péndulo gigante que no para de balancearse. Este prodigioso y enorme mecanismo de relojería llamado “Regulador de la velocidad rotacional de la tierra” encarna la magia y el misterio que rodea el secreto mejor guardado de Santa Claus: cómo consigue entregar a tiempo los regalos en cualquier parte del mundo.
Después, en el primer piso, los elfos se encargan de acompañar al visitante hasta una cámara y… Allí esta, el mismísimo Santa Claus, con su larga barba blanca, tal como aparece en todas las fotos. Entonces saluda a los niños y propina un afectuoso apretón de manos a los mayores al estilo finlandés. Cuando yo mismo –el autor de este artículo– le visité con un grupo de unas 20 personas procedentes de distintos países, Santa Claus estuvo charlando con nosotros en muchos idiomas.
No hace falta tener los poderes mágicos de Santa Claus para adivinar que todo aquel que lo visita desea llevarse un recuerdo en forma de foto. De eso se ocupa uno de sus elfos, que como buen fotógrafo no deja pasar la oportunidad de inmortalizar ese momento. Incluso hay una webcam en directo para que, quien lo desee, pueda ver cómo Santa Claus recibe a sus invitados.
No importa la época del año en la que se visite a Santa Claus y su oficina postal. Tanto él como sus elfos siempre se muestran dispuestos a abrir sus corazones al auténtico espíritu de la Navidad. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
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