“Somos seres para la muerte”.
Ya lo decía Heidegger:
“Somos seres para la muerte”.
La plena conciencia de que nuestra existencia se disolverá tarde o temprano en los océanos del tiempo es la marca indeleble de lo que significa ser humano.
Somos y tenemos muerte en tanto que podemos proyectarnos en el horizonte del futuro bajo la certeza de que un día ya no estaremos allí. Si esta es nuestra condición, ¿por qué la muerte nos produce tanto extrañamiento y temor? ¿Por qué nos aterra cumplir con nuestro destino?
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