Cuánta gente no se equivoca pensando que el amor es para siempre.



Cuánta gente no se equivoca pensando que el amor es para siempre.

Que no hay que currárselo. Que cuando hay hipotecas, niños y amigos comunes ya todo se ha consolidado. Que es suficiente con el beso de buenas noches y preguntar, de vez en cuando, si todo va bien.

Que basta con ser buena persona con el otro.

Que los silencios en la mesa de cenar no son destructivos, que la cara de cuerno constante se aguanta porque sí, porque toca. Porque te quieren, porque te lo mereces.

El amor como contrato.

Llega un día en que te dicen basta ya de fríos, quiero que me toques como entonces. Que me preguntes por mí y no por mi trabajo, ni por los niños, ni si necesito dinero o si me llevas a ningún lado.

Cuando el derrumbe empieza, ya es complejo poner armazones que sostengan el edificio que se construyó con pilares fuertes, porque son éstos los primeros que se carcomieron.

Muchos piensan en un futuro de cuidarse mutuamente, sin saber que no habrá quien les cuide cuando esos años lleguen.

No hay que esperar hasta dentro de un rato para decir qué bien te veo, cuánto te quiero, muero contigo, tenemos que volver a viajar a ese sitio donde te agarré con el alma y sin pudor.


Salvador Navarro - Contador de historias FB


(Pintura de Patricia Perrier-Radix)


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