Ángela Molina

 


Ángela Molina (3 de octubre de 1955), actriz española perteneciente a una célebre familia de artistas. Es la tercera de los ocho hijos del cantante y actor Antonio Molina, sus hermanos Paula, Miguel, Mónica y Noel también se dedican a la interpretación y a la música. Su hija Olivia Molina también es actriz.

Sus comienzos cinematográficos, que incluyen trabajos para Luis Buñuel y Manuel Gutiérrez Aragón, la convierten en una de las actrices más representativas de la Transición Española. Actuó también en Italia, Francia y Latinoamérica, superando el centenar de películas y atesorando premios como el David de Donatello de la Academia italiana y la Concha de Plata del Festival de San Sebastián.
Estudió ballet clásico, danza española y Arte Dramático en la Escuela Superior de Madrid. Trabajó en un circo en Francia y ejerció como profesora de baile clásico español antes de aparecer en su primera película, "No matarás" (César F. Ardavín, 1974), a raíz de un reportaje fotográfico publicado en "Fotogramas". A partir de sus diecinueve años su dedicación al cine es absoluta.
Llegada la Transición, trató de desvincularse del auge comercial del destape y enfocó su carrera hacia producciones que reunieran cierta calidad y compromiso, a menudo de temática social, política o histórica.
En 1976 interpretó papeles relevantes en "La ciutat cremada", de Antoni Ribas y en "Las largas vacaciones del 36", de Jaime Camino.
En 1977, Luis Buñuel la elige para protagonizar, junto a Fernando Rey, "Ese oscuro objeto del deseo", película que le proporciona renombre internacional y le abre las puertas de la cinematografía europea. En ella comparte personaje con la actriz francesa Carole Bouquet y exhibe un temperamento vivo y enigmático, que luego trata de combinar con su aspecto dulce y suave.
En 1979 actuó en "La Sabina", de José Luis Borau. Por entonces y a lo largo de la década de 1980, Ángela Molina se convierte en rostro habitual de la gran pantalla, reafirma su presencia en España y la amplía en Francia e Italia, con incursiones en el cine alemán y norteamericano. Habla varios idiomas, por lo que a menudo no necesita ser doblada. Interviene en "Operación Ogro", de Gillo Pontecorvo; en "Bearn o La sala de las muñecas", de Jaime Chávarri, encarna a "La Bella Otero" en una coproducción española para la televisión italiana y rueda a las órdenes de Jaime de Armiñán, Luigi Comencini, Ricardo Franco, Marco Bellocchio, Bigas Luna o Lina Wertmüller.
Una fructífera colaboración con el director cántabro Manuel Gutiérrez Aragón afianza su carrera y ahonda en su potencial dramático mediante papeles principales en "Camada negra", "El corazón del bosque", "Demonios en el jardín" y "La mitad del cielo", obras que componen un retrato alegórico de la España ominosa del franquismo y en las que la ideología, el núcleo familiar y la presencia femenina cobran especial importancia. «Esas películas marcaron mi alma y mi forma de trabajar», diría más tarde la actriz.
En 1985 se le concede el Gran Premio de la Crítica de Nueva York y al año siguiente se convierte en la primera actriz extranjera en recibir el David de Donatello que otorga la academia italiana de cine. También en 1986 consigue (por "La mitad del cielo") la Concha de Plata a la mejor actriz en el Festival de San Sebastián y es nominada en la 1ª edición de los Premios Goya.
En esos años prueba suerte en el mundo de la canción, edita un disco (Con las defensas rotas) y canta Muertos de amor a dúo con Georges Moustaki. Sin embargo, es en las dos partes de Las cosas del querer (Jaime Chávarri, 1989 y 1995), donde desarrolla con éxito su faceta musical, dando vida a un personaje muy querido en su carrera. Poco antes rueda "Esquilache", que protagoniza Fernando Fernán Gómez para Josefina Molina.
En 1990 destaca en "Sandino" (de Miguel Littín) y en "El hombre que perdió su sombra", de Alain Tanner, junto a Francisco Rabal. Trabaja con Marcello Mastroianni en "Le voleur d'enfants" y aparece en "1492: La conquista del paraíso", superproducción de Ridley Scott que protagoniza Gérard Depardieu. En 1995 rueda "Gimlet", junto a Viggo Mortensen.
En 1997 filma "Carne trémula", de Pedro Almodóvar, un trabajo que no se aleja del todo de la chica sensual de sus comienzos, pero la aproxima ya a la mujer madura, marcada por las huellas de la vida, que representa en los últimos años. El rodaje con Almodóvar supone ciertas dificultades para la actriz, pero vuelve a saborear el reconocimiento profesional. Consigue su cuarto Fotogramas de Plata y logra una cuarta candidatura al Goya.
Posteriormente, protagoniza la comedia televisiva "Hermanas" y ofrece un variado registro en proyectos muy dispares, a menudo independientes y comprometidos, tanto españoles como extranjeros. Destacan: "El mar", "Punto de mira" ("One of the Hollywood Ten"), "Sagitario", "Al sur de Granada", "Los Borgia" y "La caja".
En 2002 llega su primera incursión teatral en el Festival de Teatro Clásico de Mérida con el espectáculo "Troya, siglo XXI". En 2005 encarna a la seductora Mrs. Robinson en "El Graduado", montaje que dirige Andrés Lima y comparte con su hija Olivia en papeles antagónicos. Regresa tres años después a los escenarios con "La dama del mar", adaptación de Susan Sontag del texto de Henrik Ibsen bajo la dirección de Robert Wilson.
En 2007 estrena "El destino de Nunik", crónica del genocidio armenio a cargo de Paolo y Vittorio Taviani que protagoniza junto a Paz Vega, además de encarnar a una combativa asistente social en la serie de televisión francesa "La Commune". Tras colaborar en dos películas de Giuseppe Tornatore, repite con Almodóvar en "Los abrazos rotos", dando vida a la madre de Penélope Cruz.
Con Emilio Gutiérrez Caba encabeza el reparto de la serie "Gran Reserva" en La 1 desde 2010.
En reconocimiento a su extensa carrera cinematográfica, recibe en 2002 el primer Premio Málaga otorgado en el marco del Festival de Cine Español de Málaga e inaugura un monolito en su honor en el Paseo Antonio Banderas de la ciudad andaluza. En el 2013 la Academia de Cine le otorgó la Medalla de Oro por "ser un rostro clave e indispensable de la cinematografía española y haber desarrollado una prolongada carrera, aún en activo, tanto en España como en el ámbito internacional".
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"Si no hubiera tenido hijos, creo que me habría hecho madre de mí misma. Siempre he sentido que mi familia es la cuna de lo que soy. Mi vida entera nace, no sólo físicamente, de mi padre, del mundo de mi padre. Él es el manantial. Como si todo mi mundo, como si el mundo entero, estuvieran ahí, en él y en los que le rodeaban y trabajaban a su lado".
"Yo sólo actúo cuando ejerzo. No soy nada actriz en la vida real. Ni tengo teorías sobre mí. Lo mío no tiene nombre. Me veo, desde siempre, como alguien que forma parte de un grupo, que es mi familia, la que me hizo a mí y la que he formado yo."
-Ángela Molina-

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