Quema de brujas.
Por qué la persecución por brujería?
Autor: Mikel Itulain.Fuente: Autor.
La cultura popular está llena de mitos, muchos de ellos alejados de la realidad y muchos de ellos inculcados por el sector que dirige a esa sociedad, por el poder y en beneficio de ese poder, aunque de esto no suele ser consciente el llamado pueblo.
Todos hemos oído hablar de las persecuciones por brujería que se desarrollaron en Europa, principalmente hacia el comienzo de la era moderna, con una actuación especialmente intensa en los siglos XVI y XVII.
Pero, ¿cuál fue la causa real de esta persecución?:
1- ¿El castigo a prácticas que iban en contra de los principios religiosos y morales de la época?
2- ¿El miedo de las iglesias, no solo de la católica, a perder el monopolio de la religión y de las creencias?,¿a perder su poder?
Es tentador creer que alguna de estas razones, incluso las dos juntas, pudieron derivar en este fenómeno. Sin embargo, ¿qué prácticas eran esas que supuestamente iban contra los principios éticos y religiosos de la época?: ¿la adoración al diablo?, ¿los aquelarres?*, ¿los sacrificos de niños?, ¿la antropofagia?, ¿los hechizos?
José Dueso dice con buen sentido:
No hubo akelarres. No hubo vuelos ni sobre escobas, ni sobre animales. No hubo hechizos, ni vampirismo, ni antropofagia. No hubo metamorfosis zoomórficas. No hubo cópulas demoníacas ni partos de sapos. (1)
Bien, no nos llevemos las manos a la cabeza, ni en la cultura vasca, ni en la alemana, ni en otra parte de Europa se daban estas cosas. Tengamos un poco de sentido común.
Siguiendo con la segunda cuestión, ¿temía la Iglesia a las apodadas como brujas?, ¿a la brujería? Aquí también debemos evitar llevarnos por la terminología y la mitología que le rodea, y centrarnos en saber qué podía ser y qué era una bruja. Por que de hecho estamos hablando de personas normales con actuaciones normales, personas que practicaban curaciones con medios y remedios naturales que el ser humano ha llevado a cabo desde sus albores, que hacían incluso supuestas adivinaciones y otro tipo de prácticas y ritos mágicos, y las había, y en abundancia, aquellas que no hacían nada de eso y se les acusaba de ello y de las inventadas prácticas orgíacas con el diablo y de las cosas ya anteriormente citadas. Pero, preguntémonos, ¿qué amenaza real suponía este tipo de gente, principalmente mujeres? ¿Estaban organizadas? ¿Proponían establecer un nuevo sistema político y económico? ¿Amenazaban a la propiedad de los poderosos? ¿Querían arrebatársela o compartirla de forma colectiva? Haciendo este tipo de preguntas podemos ver que el grado de amenaza de estas “brujas” sobre el poder era prácticamente inexistente, ya que si no existe una amenaza política y económica no hay un riesgo real para quien controla la sociedad.
He comentado ya brevemente, que quienes sufrían la acusación de brujería eran principal y fundamentalmente mujeres. ¿No puede ser este el motivo real y de fondo de la persecución? ¿El miedo del patriarcado a ver amenazada su situación por el poder de estas mujeres en la sociedad? Parece que esto tiene un sólida base, en una sociedad claramente patriarcal y muy marcadamente misógina por el enorme poder e influencia de las iglesias cristianas.
Leyendo los estudios sobre los archivos de la caza de brujas en Europa que empezaron a aparecer alrededor de 1965, me extrañó el hecho de que había tres aspectos que prácticamente no se habían tenido en cuenta. En primer lugar, destaca la falta de diferenciación por sexos en los análisis; todos están de acuerdo en que la inmensa mayoría de las personas acusadas y ejecutadas fueron mujeres, pero muy pocos tienen en cuenta este importante dato en sus interpretaciones. En segundo lugar, es notable el grado de violencia física que se utilizó en muchos de los procesos, un uso gratuito de la tortura que sobrepasa los límites judiciales. Finalmente, llama la atención el carácter sexual de esa violencia. (2)
Estas reflexiones de Anne Lewellyn son importantes para entender este fenónemo, pero volvamos a las preguntas que nos hacíamos antes: ¿qué tipo de amenaza suponían esas mujeres?, ¿cómo luchaban política y económicamente de modo que amenazasen al poder de aquel momento?, ¿cuál era su ideología política y económica?, ¿como se organizaban? Estas preguntas, en cierta forma, nos muestran que no había una organización de mujeres que amenazasen realmente al status quo social, que no había una ambición real de hacerse con el poder.
La persecución y brutalidad contra las mujeres sería en realidad más una consecuencia, un efecto, que una causa de la caza de brujas. Las mujeres serían el chivo expiatorio que pagarían los platos rotos, al ser muy habitualmente las mujeres solas y pobres lo más débil en la sociedad. No se ataca normalmente a los poderosos, sino a los débiles, y las iglesias, especialmente la católica, mostraron un terrible y siniestro rostro en este aspecto.
Entonces, ¿cuál es la causa principal de la persecución por brujería? Para comprender esto debemos tener presente que en las sociedades humanas los motivos o motivaciones reales están habitualmente encubiertos, están disfrazados de alguna forma, para que no se vean, para que permanezcan ocultos a los ojos de la mayoría de la sociedad. Y así, pensando que se hace por tal motivo, en realidad se está haciendo por otro, que normalmente no puede ser confesado, al menos públicamente, porque no sería aceptado. Para entender la llamada “caza de brujas” debemos situarla en su contexto histórico, y de este modo veremos que el momento de mayor persecución coincide con una época de cambios y de gran inestabilidad para instituciones como la misma Iglesia católica, es el paso de la Edad Media a la Moderna. ¿Cómo se intenta controlar una situación de estas por parte del poder que teme perderlo? Mediante el miedo y la manipulación de otras emociones. El miedo ha sido siempre una herramienta muy útil, atemorizar a la gente ha provocado desde tiempos inmemoriales una predisposición a la obediencia, al conformismo y al sometimiento, además de ser un medio muy provechoso para la explotación. Sobre el uso del miedo como arma contra la población en nuestra época actual dejo estos dos enlaces: Al Qaeda, de los orígenes y de su función y ¿Por qué ocurrió el 11S?
¿Cómo utilizó el poder a la brujería? La utilizó llenando las mentes de la gente de historias terribles, de hechos monstruosos de sacrificios de niños y prácticas con el diablo, de poderes inexistentes pero asociados a la brujería para hacer el mal: para destruir las cosechas y los animales, para provocar desgracias y dar mala suerte. Con todo esto la gente se volvió temerosa y desconfiada, hecho que se agudizó por el terror creado por la Inquisición, que hacía a la gente acusarse unos a otros. En este estado de histeria colectiva la gente se desunió, se volvió irracional y fue a buscar precisamente protección en quienes estaban provocándoles el mal, en el poder civil y religioso. No piensen en la gente de aquella época como demasiado supersticiosa e ignorante respecto a lo que somos hoy, porque eso mismo en cierta forma ocurre en nuestra propia sociedad. El poder crea enemigos externos y el pueblo, hoy llamados ciudadanos, pide protección a quien precisamente ha generado todo ese temor, y así les explotan, destinando enormes recursos de todos en provecho propio y en la destrucción y muerte de infinidad de lugares y gentes. Vuelvan a ver los enlaces anteriormente indicados y este otro: El desempleo es un arma política y económica, y también una causa para la guerra.
La caza de brujas, por otra parte, [en contradicción con el mesianismo militar que unía a la gente para luchar contra las familias y clases en el poder que los sometían y explotaban, como el que ocurrió en tiempos de Jesús de Nazaret, o posteriormente también en Europa en la época cristiana] dispersó y fragmentó todas las energías latentes de la protesta. Desmobilizó a los pobres y desposeídos, aumentó su distancia social, los llenó de mutua sospecha, enfrentó vecino contra vecino, aisló a todos, los hizo temerosos, aumentó su inseguridad, hizo sentirse a todos desamparados y dependientes de la clase gobernante, dio al odio y frustración de cada uno un enfoque puramente local. Haciendo eso apartó más y más a los pobres de una confrontación con el establisment eclesial y secular solicitando demandas para la redistribución de la riqueza y la igualación de las clases. La brujamanía [la caza de brujas] fue el mesianismo militar radical al contrario. Fue la bala mágica de los privilegiados de la sociedad y de las clases poderosas. Ese fue su secreto. (3)
Notas:
* En Europa a la supuesta reunión de las brujas con el diablo se le apodaba el sabbat. En el País Vasco y zonas próximas, incluida la Península Ibérica, se conoce como Aquelarre o Akelarre (del euskera Aker, macho cabrío, y larre, prado).
(1) José Dueso. Brujería en el País Vasco. Roger. 1999.
(2) Anne Lewellyn Barstow. La caza de Brujas. Tikal.
(3) Marvin Harris. Cows, pigs, wars and witches. Vintage books, 1989.
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