"Una mujer que no se perfuma no tiene futuro"
Eso decía el poeta Paul Valery, y aunque yo no esté para nada de acuerdo, lo cierto es que el Chanel nº 5 ha llegado a convertirse en todo un símbolo de lujo y sofisticación, sirva como anécdota el hecho de que al finalizar la Segunda Guerra Mundial, las colas de soldados más concurridas de París eran las que se formaban ante una boutique de la calle Cambon para comprar un frasco de Chanel nº 5 como regalo estrella, junto a las consabidas medias de seda, a sus esposas o parejas. Puede que siguiendo esa senda, el perfume llegó a convertirse en el pijama más etéreo de la historia gracias a Marilyn Monroe que presumía de ponerse para dormir tan solo dos gotas de este perfume, lo cual sin duda realzaba su figura. Lo cierto es que el Chanel nº 5, creado en 1921, fue toda una revolución en su época. Por entonces las mujeres de vida alegre solían perfumarse con esencias de jazmín buscando un toque sensual que atrajera a los hombres, una fragancia que por dicho motivo estaba totalmente vedada a las supuestas señoras de clase alta que utilizaban la virginal agua de rosas. Chanel decidió mezclar ambas y añadirle otras esencias, hasta 80, en las que se incluían las rosas de mayo, el nerolí, la vainilla y el vetiver de bourbon, el sándalo o el ylang-ylang, superando los perfumes monoflorales que reinaban en aquellos años. Su creación seguía la senda de los perfumes rusos creados por Ernest Beaux, el perfumista de los Zares, con quien se asoció Coco para la creación del Chanel nº 5, un aroma que parece que tenía ecos de perfumes previos por el creados como el Bouquet de Catherine y el Rallet nº 1.
Pero si no hay un Chanel nº 1, ni 2 ni 3 ni 4, por que se numeró este perfume con ese escueto nº 5. La historia oficial dice que Ernest Beaux presentó a Coco Chanel 10 muestras de perfume numeradas y esta escogió la nº 5. Cuando el perfumista le preguntó que nombre habría de darle ella contestó: "Presento mi colección de vestidos el 5 de mayo, el quinto mes del año, así que dejaremos el número que lleva y ese número 5 le traerá suerte".
Lo cierto es que Gabrielle Chanel adoraba el número cinco al que tenía por su número de la suerte. Cuando presentaba una nueva colección solía sentarse en el quinto peldaño de la escalera de su atelier desde donde podía observar discretamente las reacciones de las personas que acudían al desfile. Por otro lado, la calidad más pura de una cosa no deja de ser la quinta esencia, lo que resulta muy atractivo para definir un perfume. Chanel se sentía muy atraída por la espiritualidad oriental y hay quien mantiene que las cinco cabezas de Shiva y las cinco visiones de Buda también tuvieron que ver mientras que otros añaden que Chanel era Leo, la quinta constelación del zodiaco o que los Chanel eran cinco hermanos... y ya saben, puestos a buscar explicaciones se puede llegar a la más absoluta ridiculez, aunque ciertamente todo eso ha sido dicho.
La verdad es que el diseño no solo del perfume en si, si no también del frasco y su caja fueron totalmente rompedores y modernos para su época, tal y como fue la concepción que Chanel tuvo de la moda para mujer, cómoda y liberadora. Perfume y ropa partían de una misma idea. Desde el inicio parecía destinado a resultar todo un éxito.
Fuente: anecdotasdecinemusicayarte.blogspot.com
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