No son juguetes.
Mis padres estaban nerviosos esta mañana, moviendo maletas y guardando dentro mucha ropa. La última vez que hicieron eso nos fuimos los tres a un sitio donde había mucha agua salada. ¡Me lo pasé genial! Aunque ahora me noto siempre más cansado, y no sé si podré disfrutar y correr igual; es lo que tiene la edad. ¡Mis diez años no han pasado en balde!
Cuando me cogieron y me metieron dentro del coche, supe que me iban a llevar con ellos otra vez. ¡No sabéis lo contento que me puse! Pasó un rato, y paramos en medio de la carretera. Me hicieron bajar a mí también del coche; yo pensé que querían que hiciera pis, así que me puse a ello aunque no tenía muchas ganas. Tenía sed y hacía calor. No sé cómo, creo que me despisté, pero cuando me di la vuelta ellos ya no estaban allí. El coche había desaparecido. ¡Qué preocupados deben estar! Seguro que creen que me subí con ellos, y se van a llevar una sorpresa muy desagradable cuando vean que no. Yo he decidido sentarme aquí a esperar, así que aquí estoy, esperando. Hace calor y no hay ninguna sombra, pero espero que lleguen pronto. Además, empiezo a tener algo de hambre.
Una hora después
Sigo esperando, aunque admito que estoy bastante preocupado. Mis padres nunca me habían dejado solo en la calle tanto tiempo, y llevo con ellos toda mi vida. Siempre me sacaban a pasear, jugábamos juntos, ellos me dejaban dormir a su lado... ¡Eso era lo mejor! Muchas veces fingía tener frío para que me hicieran un hueco en su cama, y ellos siempre lo hacían. Tengo los mejores padres del mundo. No sé qué estarán haciendo para no darse cuenta de que me he quedado detrás...
Siendo sincero, tengo algo de miedo. El calor me hace jadear mucho, tengo sed, y aquí no parece haber agua. Además, a veces pasan coches que hacen ruido y me asustan. Nunca me han gustado los ruidos fuertes. Creo que algunos humanos me observan al pasar, pero no son mis padres, ni se parecen en nada a ellos, aunque no me da tiempo a ver bien sus caras. ¿Dónde estarán mis padres?
Por la noche
He tenido que ir a buscar agua a algún sitio, porque no podía más, y ahora no dejo de pensar en que mis padres probablemente habrán ido a buscarme y no me habrán encontrado. Esta carretera es muy larga, y no hay agua por ningún sitio. Llevo llorando algunas horas para ver si alguien me ayuda, pero nadie parece entenderme. ¡Y ahora tengo hambre! No hay nada para comer por aquí; antes encontré un trozo de plástico, pero no me ha servido de mucho consuelo. ¿Dónde estarán mis padres? Me siento muy solo, no sé qué hacer sin ellos, porque siempre han estado conmigo. ¿Se habrán olvidado de mí, o me habrán dejado aquí por algún motivo? ¿He sido un perro malo? ¿Estarán enfadados conmigo? A lo mejor ya no me quieren. Algo habré hecho... Quizás fue por despertarles esta mañana con un beso. ¡Pero yo no quería molestarles! Solo quería jugar...
A la mañana siguiente, a seis kilómetros del sitio del abandono
He estado buscando agua toda la noche, aunque también he dormido un poco. Tengo la lengua pesada, hace mucha calor, y el sol comienza a apretar. No sé qué hacer para volver a casa. Echo de menos mi cama, mis juguetes y, sobre todo, a mis padres. ¿Dónde estarán? Pensé que íbamos a estar juntos siempre, eso es lo que ellos me decían. Que era su bebé, y que siempre me cuidarían. Yo siempre les cuidé a ellos, aunque quizás no lo suficiente; quizás por eso me han dejado aquí.
Los coches pasan muy cerca, y tengo miedo. No me siento bien. Creo que voy a tumbarme a esperar, estoy cansado de andar. No sé cómo volver a casa. Me siento solo.
El golpe de suerte
Una chica me ha despertado mientras dormía, al borde de esta carretera sucia y demasiado caliente. Me ha preguntado que dónde estaban mis padres, y yo solo he sabido llorar, porque los echo de menos y yo tampoco sé cómo responderle a esa pregunta. Me ha dado agua, y os prometo que llevaba mucho sin sentirme tan contento. ¡Por fin! ¡Me estaba muriendo de sed! Me ha invitado a entrar a su coche, pero dudé mucho: esta chica me cae bien, pero si me voy con ella, mis padres no van a poder encontrarme. Debería sentarme aquí a esperar a que vuelvan, como siempre me han enseñado. Ella me ha convencido diciéndome "pequeño, no van a volver. Y aquí te vas a morir. Ven conmigo, y los buscaremos".
Un mes después
No hemos encontrado todavía a mis padres, y eso parece molestar a mi nueva amiga. Ella quiere encontrarlos para hacerles pagar algo que se ve que deben haber roto; mientras tanto, me quedo con ella en su casa. Es muy buena conmigo, me da comida y agua, me saca a pasear, me deja dormir con ella. ¡Y ahora tengo dos hermanitos! Una gata atigrada y un perro muy pequeño, que al parecer también se perdieron hace algunos años. Según me han contado, el verano hace que muchos padres pierdan a sus mascotas en la carretera. Sencillamente les bajan del coche y se olvidan de volver a subirlas. Debe ser algo relacionado con el calor, algo que afecta a todos los padres de mascotas del mundo, o a muchos de ellos. A mí me sigue dando pena acordarme de ellos, porque deben estar muy preocupados buscándome. Pero tuve suerte: por lo que me han dicho, no todos encuentran una nueva casa. Hay muchos que acaban quedándose en esa carretera larga, caliente y gris para toda la vida.
María Isabel Baena González
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