LUCHADORAS POR LA LIBERTAD.



Lola, Julia y Amparo Touza eran tres hermanas que regentaban una cantina en la estación de tren de Ribadaiva (Ourense).

Una fría noche, un extranjero sin equipaje se quedó dormido en un banco de la estación. Al amanecer Lola, le ofreció amablemente un café, el viajero le empezó a contar sobre su origen judío y su huida de Alemania ante la ocupación nazi.

Las tres hermanas unidas y conmovidas decidieron ayudar a este hombre.

Lo ocultaron en el sótano de la cantina y con la ayuda de un pescador, un taxista y un traductor lograron que escapara a Portugal y posteriormente en barco rumbo a América.

La noticia se divulgó entre otras familias necesitadas de la misma causa.

Mucha gente llegaba por Francia, atravesando el norte de España hacia aquel estratégico rincón junto a la frontera lusa.

Entre 1941 y 1945, las tres mujeres auxiliaron a unos 500 judíos procedentes de Polonia y Alemania. Fue una ayuda desinteresada y exponían sus vidas en ello.

Ellas y sus aliados hicieron un pacto de silencio. Decidieron que no contarían nada de lo acaecido.

Transcurrido el tiempo, se convirtió en un secreto a voces, sin embargo no fue hasta 2005 cuando se empezó a escribir oficialmente sobre la proeza. Las hermanas ya habían fallecido pero aún existían testimonios vivos en el pueblo, documentación y protagonistas directos al otß dedicar una placa en homenaje. Ese mismo año, el Centro Peres por la Paz plantó en Jerusalén un árbol con el nombre de Lola Touza que recuerda su labor humana y solidaria.


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