Sin pedir permiso.
Yo antes no era así, vivía feliz
mirando tele,
trabajando en precario,
leyendo poco.
Bebía cervezas,
masticaba chicle,
iba de compras,
saludaba al jefe...
...Todo iba bien.
Pagaba mis deudas ,
soñaba con que me tocara
la lotería, con ir de vacaciones,
con estar un día
completo en la cama,
en fin, cosas sencillas,
compraba el periódico
los domingos,
saludaba de lejos a las vecinas, felicitaba las navidades
a mi familia, todo bien ,
todo correcto...
...Pero últimamente
no sé qué me pasa,
no sé cuando empezó todo,
no sé, ciertamente,
si el inicio estuvo
en la ley de partidos,
o fue antes...
No sé si es por tanta mentira,
por tanto descuartizador,
por tanto mercader,
por tanta impunidad,
por tanta mordaza a sueldo.
Sospecho que soy terrorista.
He empezado a respirar
sin pedir permiso,
a pensar sin pedir permiso,
a hablar sin pedir permiso
y esto dicen,
es el peor de los síntomas
en una sociedad aterrorizada
como la nuestra
donde la palabra es
la peor de las amenazas.
Silvia Delgado Fuentes
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