No tengo ni una perra gorda.

 


5 céntimos o Perra chica, la Perra gorda (10 cts) tenia iguales anverso y reverso, cambiando solo el valor facial y su tamaño.

5 céntimos o Perra chica, la Perra gorda (10 cts) tenia iguales anverso y reverso, cambiando solo el valor facial y su tamaño

5 céntimos o Perra chica, la Perra gorda (10 cts) tenia iguales anverso y reverso, cambiando solo el valor facial y su tamaño.

Aún todavía se pueden escuchar en España de boca de padres o abuelos las expresiones pertenecientes a la cultura popular “no tengo una perra” y “no tengo una gorda“, utilizadas para referirse a la falta de dinero. Estos dichos coloquiales encuentran su origen en 1868 con la creación de una nueva moneda oficial por el Gobierno Provisional liderado por Francisco Serrano, la peseta de 100 céntimos, con el objetivo de  solucionar el déficit crónico que venía  padeciendo la hacienda pública desde el reinado de Fernando VII además de terminar de una vez por todas con la diversidad de monedas existentes hasta entonces.


5 céntimos o Perra chica, la Perra gorda (10 cts) tenia iguales anverso y reverso, cambiando solo el valor facial y su tamaño

5 céntimos o Perra chica, la Perra gorda (10 cts) tenia iguales anverso y reverso, cambiando solo el valor facial y su tamaño.


Las monedas de 10 cts. y de 5 cts. pertenecientes a esta acuñación llevaban grabadas en la cara un león rampante que sostenía un escudo de España, pero como los usuarios no llegaron a identificar a esta especie tan exótica asimilaron al felino con un gran perro. De este modo la moneda de más valor recibió el apelativo de “la perra gorda“, y por contraposición se llamo “la perra chica” a la más pequeña.


Fuente: HISPANIA Historia de España, Ed. Vicens Vives.


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