No soporto los tacones .
No soporto los tacones y no puedo leer ninguna etiqueta sin gafas.
Mi cintura ha llegado al ancho de mis caderas, y poseo un armario en la cocina lleno de pócimas para retrasar lo que ya es evidente. Me estoy haciendo vieja, ni mayor, ni madurita, ni sesentona, perdón sesentañera, que lo otro ofende…Nada amigas vamos para viejas. Pero eso no es malo.
Malo es querer subirme en un tacón de aguja como cuando tenía veinte años.
Malo es pensar que el omega 3 en pastillas, las bayas de goji, el aloe vera, el ajo negro, y las isoflavonas de soja, van a retrasar lo que tarde o temprano llega.
Malo es ir a comprar el pan con gafas de sol como una folclórica y enfajada debajo del chándal.
Malo es girarte para no verte en el espejo del ascensor cuando bajas la basura, porque esa jodida luz no favorece ni a las de veinte años (bueno a esas sí).
Amigas, nos estamos haciendo viejas. Pero eso no es malo.
Yo, ya no voy a meter estómago.
Voy a seguir cuidándome, voy a seguir luciéndome, voy a seguir queriéndome, pero no me va a ir la vida en querer ser lo que ya no soy.
He llegado aquí para vivir, continuar siendo madre, esposa, hija, abuela, hermana, tía, amiga, amante (si amante)…He llegado para estar, no para quedarme, y mientras tanto voy a pasármelo bien, sin necesidad de tacones.
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