Un lugar llamado trabajo.


Un señor extranjero, una hija "brillante"; una mujer caballo; un adulto adolescente empedernido; una señora grande, ignorante, ama de casa y poco idónea; un jefe violento, depresivo y raro; una niña eficiente, proactiva y humana; un hombre trabajador, buen padre y algo limitado; un señor muy tranquilo y más bueno que el pan; una adolescente agradable, madura, bonita y madre; una chica frontal y leal; un tipo concreto pero infantil y algo exagerado; un hombre obsecuente, falso y divertido; una chica responsable y fiel a sí misma; y un empleado inconformista, algo loco y analítico (de más está decir que este soy yo, no?? Jeje)... Ese es el lugar donde trabajo. Un lugar donde lo que prevalece es el interés propio de cada uno y en donde la mayoría busca sacar el mayor provecho, hablar mal del otro y echar culpas y culpables ante la menor evidencia de error. Un lugar donde las relaciones humanas parecen no importar demasiado, o tal vez, se disfrazan tras una torta de chocolate con dulce de leche y algún que otro sándwich perdido por ahí. Un lugar en donde las cosas están acomodadas así, donde algunos tienen privilegios, otros pagan los platos rotos y otros simplemente están ahí para poder vivir. Un lugar donde nadie parece lo que es ni está a salvo de nada (ni de nadie). Un lugar en el cual varias veces se generan situaciones tensas, desagradables, maltratos inapropiados, discusiones sin sentido, presiones en exceso. Aunque donde también se generan charlas agradables, conversaciones divertidas, miradas cómplices, complot entendedores, apoyos psicológicos y ayudas protectoras entre compañeros. Un lugar donde la falsedad convive paralelamente con el compañerismo. Donde nunca vas a entender bien nada y nadie te va a terminar de cerrar, o solo algunos... Un lugar donde están todos locos y para pertenecer a él, también es necesario estarlo (aunque yo prefiero estarlo pero sin dejar de ser humano).

Un lugar donde el Responsable de Recursos Humanos no es humano, teme por su vida, no rige objetivamente y está desequilibrado emocionalmente. Un lugar donde el dueño se fija y le interesa 100 % el resultado y no el medio, y tiene la mentalidad de trabajo de la cadena de montaje taylorista. Una señora socia que lo único que hace es quejarse, pedir cosas, lamentarse cuando le piden algo y comentar idioteces. Un lugar donde parece que por momentos nada funciona bien pero sin embargo sigue todo en pie y las cosas se solucionan. Un lugar donde si se va una persona, importa más si se pagó un ticket de $ 25 o no y no importa que se vaya bien, con una buena imagen, preguntar el porque, apoyarla y contemplar la situación. Un lugar donde lo humano parece no existir, no importar. Donde siempre es más fácil mirar al otro que revisarse uno mismo. Un lugar donde hay gente que se mete y se quiere meter en todo pero no resuelve nada... Un lugar donde algunas cosas son tomadas con humor y risa, y otras hasta se sancionan por haber actuado mal. No entiendo como todas estas cosas pueden convivir y salir adelante en relaciones de tan pocas personas. Me cuesta estar en el lugar donde trabajo, me cuesta entender actitudes de ciertas personas y como se relacionan entre sí. Pero a la vez a medida que pasa el tiempo y voy conociendo más y más mi lugar, sí entiendo y me cierra perfectamente la historia, sus historias, la manera de proceder en sus vidas, y por ende, de trabajar. Jamás viví tan de cerca relaciones personales/laborales desleales y en conjunto, donde el abuso (verbal y físico) siempre están presentes. Donde las malas lenguas mojan sus tintas negras todo el tiempo. Donde una hija brillante trata de ser coherente pero se cae y se pierde en su propio sinfín de estupidez. Donde nadie se dice las cosas de frente, donde no hay valor ni reconocimiento por nada y donde la Ley a respetar brilla por su ausencia. Donde no hay límites que acatar y se ensucian las tareas por no hacer las cosas bien y que eso implique pagar un poco más. Donde se intenta ocultar lo malo, discutir lo indiscutible y justificar lo injustificable y más absurdo. Un lugar donde día a día pasan cosas extrañas y dan ganas de volar e irse pero al mismo tiempo quedarse. Ese es el lugar donde trabajo, una empresa chica, pero un infierno grande, cual pueblo. Pero también es el lugar donde aprendí muchas cosas y donde rescaté (y rescato) personas muy copadas y valorables! Algo que hay que hacer como con todas las cosas y experiencias: llevarse lo mejor, lo bueno y lo malo...


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