NADA ES MÁS PODEROSO QUE UNA IDEA A LA QUE LE HA LLEGADO SU TIEMPO.

 


Un soñador es una especie en peligro de extinción, alguien que tiene planes extraordinarios y que se ve obligado a atravesar caminos que el resto de las personas teme o desconoce. Él sale del grupo, se desprende del rebaño, y cruza solo el desierto que lo separa de sus sueños para regresar únicamente después de haber recogido sus frutos.

El soñador suele ser infatigable, es un inventor de proyectos, un creador de estrategias que contagia a los demás con sus sueños.

Él no es un ciego, ni un iluso, ni un inconsciente, él sabe que habrán muchas dificultades, muchos obstáculos y que a veces serán insolubles; sabe que de diez iniciativas, nueve fracasan, pero no se deprime, porque es un creador de posibilidades.

Un soñador sabe que paralela a la vida real, está el mundo de la imaginación y que cuando ambas se cruzan por un instante, en el mismo segundo, los sueños se hacen realidad.

Hay dos clases de personas en este mundo, los realistas y los soñadores, los realistas saben hacia donde van y los soñadores ya han estado allí.

La mayoría de nosotros tenemos dos vidas: la vida que vivimos y la vida no vivida dentro de nosotros y en medio se encuentra la resistencia.

¿Alguna vez quisiste convertirte en padre, pintor, doctor, abogado de los pobres, dirigir una campaña para salvar un bosque, tratar de mejorar el mundo y el medio ambiente? ¿Has tenido en las noches visiones de estar al lado de la persona que siempre amaste? ¿Te has mirado frente al espejo y has visto el reflejo de la persona que quisieras ser, el trabajo que podrías hacer, la persona que estás destinada a convertirte?

¿Eres un escritor que no escribe, un pintor que no pinta, un empresario que nunca empieza nada? Entonces ya sabes lo que es la resistencia. Es la fuerza más tóxica del planeta y causa más tristeza que la pobreza, que la enfermedad y la disfunción eréctil.

Si por azares del destino, todos nosotros despertáramos mañana con el poder de dar el primer paso para cumplir nuestros sueños, los psiquiatras se quedarían desempleados, las prisiones se vaciarían, las industrias del alcohol y el tabaco se vendrían abajo, junto con las de la comida chatarra y la cirugía estética. La violencia doméstica sería historia, igual que las adicciones, la migraña y los problemas de caspa.

A menos que estés loco, en este momento existe una pequeña voz dentro de ti susurrando, diciéndote como lo ha hecho diez mil veces, cuál es tu vocación. Tú lo sabes.

¿Sabias, por ejemplo, que Hitler quería ser artista? A los dieciocho años tomó sus pertenencias, setecientos marcos, y se mudó a Viena para estudiar. Intentó ser admitido en la Academia de Bellas Artes y luego en la escuela de Arquitectura. ¿Alguna vez has visto alguno de sus cuadros? Tampoco yo. Se dio por vencido. Llámalo exageración, pero tal parece que a Hitler le resultó más fácil empezar la segunda guerra mundial que enfrentarse a un lienzo en blanco.

Es necesaria una revolución interna, una insurrección privada dentro de nuestro cerebro para vencer el miedo a dejar salir aquello que llevamos dentro. Esa resistencia que nos impide alcanzar nuestros sueños es como el gemelo maldito que nos habita y no nos deja ser

Los sueños vienen en tallas grandes para que podamos crecer con ellos. A la larga, los realistas evitan el peligro de lo inesperado, y por eso optan por la seguridad de lo que tienen, pero evitar el peligro no es más seguro que exponerse a él. Se necesita valor para abandonar las certezas, porque hasta el noble y humilde "quizá" tiene su propia arquitectura, como todo.

La vida es una aventura llena de desafíos o no es nada. Una de las tragedias más grandes de la vida es una persona con una capacidad de diez por doce, pero con un alma de dos por cuatro.

Un soñador sabe que cuando el alma está preparada, las cosas también lo están, que muchas puertas están abiertas porque nadie las ha cerrado, y otras puertas están cerradas, porque nadie las ha abierto.

Las batallas se deben luchar cada día, y si al final las cosas se ponen más difíciles de lo que puedes soportar y sientes que tú eres todo lo que tienes, no te desanimes, tú eres todo lo que necesitas.

Te van a llamar loco, alborotador y desadaptado y muy seguramente es así, porque alguien que es capaz de enfrentar al mundo para alcanzar sus sueños y que está dispuesto a hacerlo solo no es un hombre cualquiera.

La posibilidad de alcanzar los sueños hace que la vida sea una aventura más interesante, y para que ellos se hagan realidad sólo hay que despertar y ponerse en marcha.

El mayor peligro para casi todos nosotros no es quedarnos sin llegar a la meta porque ésta sea demasiado alta, sino alcanzarla precisamente porque sea demasiado baja.

Muchos de nuestros sueños parecen imposibles al principio, luego pueden parecer improbables y cuando nos comprometemos con ellos finalmente, se vuelven inevitables.

No existe en el mundo nada más poderoso que un sueño al que le ha llegado su tiempo, pero el problema con los sueños es que no se pueden dejar por ahí tirados, porque se corre el riesgo de que pase alguien más y los recoja.

Somos un instante entre dos pasos, pero ese instante alberga todas las posibilidades del mundo.

Si no puedes soñar, golpea los baúles polvorientos.


Victor Hugo.

Visto en Trumblr.@yo-imagino


Comentarios