Hattie McDaniel.
1940. Hattie McDaniel muestra orgullosa el Óscar que acaba de conseguir a la mejor actriz en un papel secundario por Lo que el viento se llevó. Sus abuelos habían sido esclavos en una plantación como la de la peli. Y por eso, decía, conocía tan bien al personaje.
Fue la primera persona de color en conseguir un Óscar. Y tuvo que pasar un cuarto de siglo hasta que Sidney Poitier recogiese el segundo por Los lirios del valle.
Tenía un talento innato para el espectáculo. Fue una estrella de la radio y llenaba escenarios como cantante. En cine siempre hizo de criada. Pero no le importaba. Sabía de dónde venía. Y decía: “Prefiero interpretar a una criada por 700 dólares que ser una por 7”
Su vida fue tremenda. No pudo asistir al estreno de Lo que el viento se llevó. Había segregación en lugares públicos. Y cuando tuvo que recoger el Óscar tuvieron que pedir un permiso especial, porque en el hotel donde se celebraba la ceremonia no admitían negros.
Tampoco se pudo sentar con sus compañeros, le pusieron una mesita en un rincón.
Pero ganó dinero, mucho dinero. Y quiso comprarse una buena casa en un barrio blanco. No la dejaron. Tuvo que ir a juicio para poder comprarse la casa en la que quería vivir. Lo consiguió. Y dicen que las fiestas en esa casa fueron para recordarlas.
Murió en 1952, con 57 años. Cáncer de mama. Pidió dos cosas en su testamento: ser enterrada en el cementerio Hollywood Forever y que su Óscar se entregase a la Universidad de Howard.
Pero el cementerio no la aceptó. No aceptaban negros. Y a día de hoy nadie sabe dónde está su Óscar.
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