Amistades.



Yo no me enfado con mis amistades si hacen su vida.

No me molesto si deciden durante un tiempo desaparecer.

Entiendo que hay cosas de los demás que no tienen absolutamente nada que ver conmigo.

Yo no reclamo una atención constante que ponga a prueba cuánto quiero o dejo de querer a la otra persona.

Sé, además, que no todas las personas quieren del mismo modo y eso está bien.

Yo no creo en una amistad que te controla.

Que está esperando detrás de una sonrisa a que "falles" para echarte en cara ese fallo.

Una amistad más pendiente en analizar la amistad que en vivir esa amistad.

Yo no creo que el querer se demuestre haciendo todo a la vez.

El querer se demuestra en la separación también.

Hay gente que está siempre contigo y no te quiere bien.

Que no se alegra por ti cuando la vida se te pone chispeante y genial.

Que tú dices viva y su cara es de seta.

Hay gente que incluso te prefiere triste y en la desgracia porque así sabe que no te irás.

Porque hay amistades que lo único que hacen es usarte para vomitar su mierda sin preguntarte jamás cómo estás.

Yo creo en la amistad recíproca.

Creo en el respeto y la libertad por encima de todas las cosas.

Creo en el cuidado.

Creo en un hace siglos que no te veo pero ahora estamos aquí y es como si no hubiera pasado el tiempo.

Creo que eso es lo bueno y lo bonito de la amistad.

Que es una franquicia de confianza allá por donde vayas.

Que da igual el lugar.

El otro, tu amigo o tu amiga, se convierte en un red que engancha los recuerdos de la persona que has sido.

Porque una amistad es un sitio para volver.

Para no olvidar quién fuiste. 

Un espacio de memoria y de resistencia ante la inevitable desaparición.

En el que jamás cuesta decir te quiero.

Ni ser tú.

Sea lo que sea eso.

Roy Galán


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