4 claves para crear un tirano en casa.
Cada vez más son los padres que demandan ayuda profesional porque su hijo se ha convertido en un tirano. La genética influye pero la educación es clave.
Muchas veces los padres son los causantes
En la mayoría de las ocasiones son los padres los causantes de esta toxicidad presente en sus hijos, por duro que suene. Debido a malcriarlos sobreprotegiéndolos, no poniéndoles límites, creyéndose sus amigos y no pasando tiempo de calidad con ellos el resultado es devastador.
Sin embargo, todo esto tiene solución. Una solución más complicada que antes, que va demandar una mayor inteligencia y en muchos casos ayuda de un profesional competente que ayude a los padres a rehacer esos límites y les facilite estrategias para imponerlos. Unos límites adaptados a la situación, al nivel de madurez del niño y dirigidos en principio hacia conductas concretas.
Así, se empezarán a poner límites claros y coherentes que no podrán ser cuestionados ni sobrepasados. Es importante no intentar que estos se cumplan a base de premios, pero que sí se refuerce su cumplimiento con el reconocimiento social, por ejemplo.
Hacerlo con premios u ofreciendo recompensas podría abrir una nueva forma de manipulación por parte del adolescente, que solo respetaría los límites cuando hubiera una promesa previa de botín. Tienen que aprender que no siempre tiene que haber una motivación extrínseca para las conductas, que en muchas ocasiones el beneficio de ellas está en poder realizarlas. Como ayudar a alguien y que se sienta útil; un beneficio que, por otro lado, será muy difícil que intuyan, por lo que lo ideal es que lo experimenten.
Sin ninguna duda, será imprescindible centrarse en lo positivo y mejorar la comunicación con ellos. Así podremos saber el origen de la actitud que tienen. A lo mejor se sienten dolidos porque estamos demasiado ausentes y su manera de comportarse es su forma de castigar nuestra ausencia. Comuniquémonos con ellos y entendámoslos… que entender no tiene nada que ver con ser unos padres permisivos.
“No soy malo. Escúchame y verás que detrás de mi mal comportamiento hay una necesidad”.
-Anónimo-.
Lo importante en el momento de lidiar con hijos tóxicos es no perder el control. Debido a nuestras responsabilidades y nuestras preocupaciones pasamos por alto las necesidades de los niños que claman cariño, afecto y tiempo de calidad. Cuando se portan mal para llamar la atención o como consecuencia de una crianza deficiente, ¿Qué hacemos? Los castigamos aún más con riñas, recriminaciones y frases, o nos vamos al otro extremo y reforzamos esa conducta, dándoles en ese momento puntual lo que demandan.
Con paciencia, amor y no evitando los retos, fascinantes al mismo tiempo, que nos demanda la educación de un niño estaremos en disposición de alejar esa toxicidad de la que se contagian muchos niños cuando tienen más poder de que les corresponde. Ellos van a quererlo y nuestra tarea es mantenerlo, por muy cansados que lleguemos del trabajo o por muy pocas ganas que tengamos de soportar una rabieta. Es en el sino de estas primeras luchas donde se empezará a configurar el destino de las discusiones que tengamos con ellos cuando entren en la adolescencia.
Vía:La Mente es Maravillosa
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