¿Y tú en que trabajas?

 


Me levanto a las 7 de la mañana, hago la cama, me visto, pongo el café y preparo el desayuno de los niños. Despierto a los niños con mimos y arrumacos, dulcemente porque si no, no hay quien los aguante en todo el día, le doy el desayuno a la peque y animo al mayor, luego al baño, el pipi, la cara, los dientes y las manos de los tres, los visto y les pongo la tele.

Mientras recojo el baño hago la cuna, la cama y dejo la ropa que les quité pa lavar o pa ponérsela luego... según estén de sucias.

Le hago el desayuno al mayor pal el cole, el agua y vámonos los tres.

La peque ya no quiere carro, vamos despacio, ahora se tira al suelo que vio una flor, menos mal que traje el chupete y la mantita y así consiente ir en brazos. Vamos Mateo, ve a nuestro lado que se hace tarde y va a entrar la fila. Llegamos, un besito y pórtate bien. Sofía quiere entrar con él, chupete, mantita y en brazos, vamos a la tienda a por el pan. Ya vio los chupa Chus, las 8:40 de la mañana y yo por supuesto se lo compró, ella va feliz a casa requetechupeteándolo y mamá con su pan.

Llegamos, por fin.

Desvisto a la niña, que esté cómoda en casa, le doy un yogur y a jugar mientras friego, barro, recojo. Sofía que peste, ven que te cambio ese culo, hago la comida, mierda! Me quedé sin papas. Sofía vamos a la calle. Vamos al súper, está vez con carrito que está más lejos. Ella no quiere, quiere caminar y bichearlo todo. Entramos. Sofía llora por que vio un juguete y quiere tocarlo, voy corriendo al pasillo de bebés y le doy una fruta de esas de bolsa.

Voy por las papas. Voy a pagar. A la niña no sé que le pasa pero tiene el día rebotao y sigue llorando.

Vamos a casa, cuesta arriba, ya la niña se calma con el vientecito, igual tenía calor.

Llegamos y quítate la ropa de la calle Sofía, que hace calor, y yo también me cambio que vengo asá como un pollo. Hago la comida para papá, para los niños y para mí. Juego con Sofía, que lleva mucho tiempo sola y me da penita. Le doy de comer y vamos por Mateo. El camino más o menos el mismo que por la mañana, la vuelta más complicada porque Mateo tiene muchos amigos que se quedan a jugar un poco y Sofía va detrás. Tanto yo, como los otros padres luchamos cada día por separarlos y que se digan adiós. Llegamos a casa.

Cambio a Mateo, a Sofía y a mí misma y le pego un fregao al niño que viene renegrío del colegio.

Le doy de comer a Mateo, preparo la comida de papá y de mamá. Como. Muero. Es solo la mañana, las tardes pa´ otro día.


Y si has llegado hasta aquí, sabes lo más duro? Que cuando me dicen que de qué trabajo tengo que decir que no trabajo, que estoy en casa y me hace sentir como la que va de la cama al sofá y del sofá a la cama. No tengo días libres, no tengo sueldo, y lo hago con las mejores de mis sonrisas.


Y lo peor de todo es que desconozco a la autora...


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