Pero solo lo justo.


 Tan feliz que a los demás les resulte levemente irritante. Sólo un poco. Pero sí, que te vean tan alegre que sospechen. Que te busquen un punto débil, algún truco, una falla. Y tú cómo si nada, comprendiendo a los demás, ignorando las críticas. Hablando bien de los otros a sus espaldas. Siendo feliz con la felicidad de los que te rodean. Invirtiendo tu energía en ayudar y facilitarlo todo. 

Tan feliz que no crean que pueda ser cierto. Ese es el objetivo. Y que estés así es lo que más deseo en este mundo.

Mario Herrero


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