LO ESTÚPIDAMENTE INTERESANTE DE LA VANIDAD.



 


Y que quede claro que no es necesario estar guapas o guapos para ser vanidosos. Eso sí, cuesta un poquito de trabajo reconocer el nivel de chulería que uno maneja. Por fortuna existen algunos indicativos de los más sutiles y cotidianos que nos ayudan a ubicarnos. Eres una persona vanidosa cuando:


Todos los días subes una selfie nueva a tus redes;

De hecho, tu red social favorita es Instagram;

Diario utilizas la frase: “no tengo nada que ponerme”

Tu lema es: “desarreglada o desarreglado, ni a la esquina”;

Te arreglas para impactar al mundo y esperas que todos te digan lo bien que te ves;

Te sientes la o el “muy, muy” en TODO lo que haces (aunque no lo hagas tan bien);

Amas los espejos. Bueno, en realidad solo amas tu reflejo sobre ellos.

Si por eso los especialistas en conducta humana definen a la vanidad como el autoestima y orgullo basados en aspectos superficiales, eso sin mencionar que también es uno de los principales motores de la gente interesada. Cuánta razón tenía aquel sabio intelectual de izquierda, Marco Antonio Solís cuando dijo: “Tu vanidad no te deja entender, que en la pobreza se sabe querer”. Si no lo leyeron cantadito no vale.  


Pero ni crean que ahí para la cosa. La grafología destaca que por lo regular la gente vanidosa escribe letras mayúsculas de un tamaño desproporcionado y harto adornadas en comparación a las minúsculas; siguiendo el mismo patrón de escritura en su firma. Ya saben, por aquello de que el subconsciente también es vanidosote y le gusta hacerse notar.


Y nada más para alimentar su vanidad, les cuento que de acuerdo con la agencia de investigación de mercado Euromonitor Internacional, las y los mexicanos ocupamos el lugar número 10 en el ranking de las personas más vanidosas del mundo, ya que somos uno de los países que más gasta en productos de belleza e imagen, tan solo por debajo de Reino Unido, Francia e Italia ¡Y sí es cierto! En la oficina ya hasta hacen tandas de cremas antiarrugas y contorno de ojos. Lo juro. Con todo y todo, sigue siendo de lo más común asociar el concepto de vanidad con las mujeres, pero la realidad es que a los hombres (hetero y gays), nos preocupa nuestra apariencia casi tanto como a las mujeres, así lo afirmó un estudio realizado en la Universidad de Chapman, en Orange, California, en el que se destacó que el hombre moderno hace dietas, busca ser chuleado por la forma en que se ve, asiste el gimnasio, sume la panza durante el sexo y compra productos cosméticos. La pura verdad.

Sin embargo, no hay por qué acongojarse por ser un poquito vanidosos o vanidosas, tantita vanidad no le hace daño a nadie. Nada más les encargo que no vayan a exagerar, ya ven como le fue a la madrastra de Blancanieves por andarle pidiendo consejos al espejo.


Termina su columna y le echa más ganitas a su naturalidad que a su vanidad.

LO ESTÚPIDAMENTE INTERESANTE DE LA VANIDAD

Y que quede claro que no es necesario estar guapas o guapos para ser vanidosos.

Eduardo Iniesta 

Vía:revistamoi


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