Cuando se lee.





Cuando leemos, tendemos a interpretar bajo los patrones que crean las emociones que aún se desangran.

Pero hay otras maneras:

Me imaginé una patata partida en cien pedacitos, colocado cada uno de esos trocitos en distintas tierras fértiles.

Ni siquiera me preocupe en observar si de mi acción surgiría el verde de las dos hojitas caminando hacia el sol, pero un día me vi rodeado de noventa plantas.

Aún entre tanto verdor de vida, una voz cafre me señaló las diez escondidas.

Para qué decir nada a una voz pesimista, yo las regalé tiempo.

Es curioso, ya necesito ayuda para tanta patata. Aquí, surgirá otra vez la voz oscura, ¡Anda ya!, ya te gustaría.

 Albert Alans fb

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