Meditar es aburrido ¡por eso funciona!

 



Todas las desgracias del hombre derivan del hecho de no ser capaz de estar tranquilamente sentado y solo en una habitación

Blaise Pascal

Seamos honestos, sentarse en silencio y en quietud a sentir la respiración no es la actividad más entretenida del mundo. Hay miles de cosas más emocionantes y urgentes que uno puede hacer antes de ponerse a meditar. 

Sin embargo, es precisamente ahí, en la relación que entablamos con el aburrimiento, donde podemos encontrar la puerta a la felicidad que buscamos.

En la meditación, uno se hace amigo del aburrimiento. Y cuando uno se hace amigo del aburrimiento, puede sentirse pleno en todo momento. Sin necesidad de estímulos constantes. Sin necesidad de llenarse de entretenimiento, placeres, pertenencias o reconocimiento.

Hacerse amigo del aburrimiento es saber estar solo.

Hacerse amigo del aburrimiento es encontrar alegría en la sencillez.

Hacerse amigo del aburrimiento es aprender a escuchar, a esperar, a respetar.

Hacerse amigo del aburrimiento es fortalecer nuestra tolerancia a la incomodidad.

Hacerse amigo del aburrimiento es conocernos y aceptarnos tal como somos.

Hacerse amigo del aburrimiento es comprender la naturaleza del universo.

Hacerse amigo del aburrimiento es dejar de buscar afuera lo que sólo puedes encontrar adentro.

No es conformismo, sino libertad. Libertad de moverse por la vida sintiéndose contento. Libertad para hacer lo que uno considere óptimo, pero no desde el deseo, ni la evasión. Sino desde la completud. Sin nada que ganar, sin nada que perder.

Así que cuando medites, no busques sentir nada extraordinario, porque no lo lograrás.

Mejor entrégate al aburrimiento. Conócelo, disfrútalo y ámalo hasta que se convierta en tu mejor amigo.

 Pedro Campos

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