La costurerita.


 La costurerita que dio aquel mal paso

y lo peor de todo, sin necesidad

con el sinvergüenza que no la hizo caso

después según dicen en la vecindad

se fue hace dos días. Ya no era posible

fingir por más tiempo. Daba compasión

verla aguantar esa maldad insufrible

de las compañeras, ¡Tan sin corazón!

Aunque a nada llevan las conversaciones,

en el barrio corren mil suposiciones

y hasta en algo grave se llega a creer.

¡Qué cara tenía la costurerita,

qué ojos más extraños, esa tardecita

que dejó la casa para no volver!

Evaristo Carriego


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