Consejos de un doctor.
-¿A qué edad nos morimos?
– A los 82 años las mujeres, a los 79 años los hombres. Se trata de llegar a ese final sin depender de otros. Sin molestar.¡ Eso es ser generoso! Cuidarse y prepararse para no molestar a los demás. “Envejece bien quien ha vivido bien”, dijo Pitágoras. Y vives bien si piensas en los demás.
-¿Qué es envejecer?
-Ir perdiendo capacidades, pero mientras puedas valerte… ¡envejeces bien!Pues envejezcobien.Es el envejecimiento normal: vas adaptándote a paulatinas pérdidas. ¡Lo indeseable es el envejecimiento patológico!
-¿Qué es un envejecimiento patológico?
-Un envejecimiento prematuro que te conduce a la dependencia.
-¿Es muy frecuente?
-Se da en el 12% de los mayores de 65 años: consume muchos recursos públicos.
-¿Qué ocasiona ese envejecimiento prematuro?
-Una enfermedad acelerada… o que esa persona no se ha cuidado bien. ¡Y esto depende de cada uno, es perfectamente evitable!No tanto si soy pobre…Es verdad que el poder económico y un buen sistema sanitario público palian el envejecimiento prematuro. ¡Pero hay muchas otras cosas que puedes hacer!
-Le escucho.
-Haz ejercicio. Come de todo, en horas regulares y poca cantidad. Evita el sobrepeso. Duerme siete horas. No fumes ni te intoxiques. Mantén la presión arterial entre 8 y 12. Mantén el colesterol bajo…
-Factores fisiológicos.
-Y psicológicos: hay circunstancias que pueden envejecerte mucho, como la muerte de un ser querido, el paro…
-¿Algún consejo al respecto?
-Procura mantener siempre una actitud activa y positiva. Sonreír, reír. ¡Un día no reído es un día perdido!
-¿Otro consejo?
-Cultiva tus amistades. Construye tu propia red social. Será tu soporte cuando seas mayor. ¡Esto es fundamental!
-¿Por qué?
-Porque la soledad es la peor compañera: ensimisma, entristece, deprime, produce erosión cognitiva… ¡Te envejece!
-¿Tener amigos rejuvenece, pues?
-Sí. Y también tener siempre un proyecto: estudiar algo, practicar un deporte… Colaborar en una actividad solidaria.
-¿Envejeces mejor si eres solidario?
-Sí, porque eso genera paz interior, tranquiliza el ánimo, te sientes bien íntimamente. ¡Trata bien a la gente de tu entorno, sé amable! Una mala cara no soluciona nada.
-¿Por qué se da entre ancianos el síndrome de Diógenes?
-Acumulan como si así fuesen a vivir más. La lección es que sólo existe el presente: ¡vive el día de hoy! Con la mochila ligera.
-¿Con pocas cosas?
-Sí, y en un espacio sencillo, diáfano, luminoso, alegre, cómodo. No recargado.
-¿Cómo juegan amor y sexo en la vejez?
-El amor es imprescindible: permite vivir más intensamente. Importa la complicidad en la pareja, la ternura, ¡y tocarse…! El sexo puede expresarse en una caricia, un beso…
-Cite un peligro al acecho del anciano.
-Una caída. El anciano arrastra los pies…, y ahí está la alfombra. ¡Fuera alfombras! Y desniveles, escalones, bañeras. Plato de ducha a ras de suelo.
-¿Por qué es tan peligrosa la caída?
-A esas edades, una operación por rotura de fémur comporta riesgo de infección hospitalaria, urinaria, respiratoria, fiebre… y entrar en la cascada de la dependencia.
-Prevengamos caídas, pues.
-Calzado cómodo. Al levantarse, hacerlo despacio para evitar cambios de presión y mareos. Y empuñaduras en el baño.
-¿Jubilarse envejece?
-Sólo si esperas reconocimientos, recompensas, visibilidad: hay que acogerse a la propia red de amigos. Y no sentirse un estorbo ni caer en el “síndrome del mayordomo”.
-Explíquese.
-No permitir que te haga nadie tus gestiones: ¡preserva tu autonomía! Y vive en tu propio espacio, o estorbarás. Y sufrirás: eso envejece. Por mucho que te quieran y te adoren… procura cuidarte tú.
-Algunos se deprimen al constatar su decadencia física.
-Preocuparse demasiado de la apariencia externa es infructuoso: lo mejor es velar por el interior, por un espíritu activo y positivo.
-¿Cómo prepara usted su vejez?
-Voy despejando todo lo que pueda estresarme y me pregunto: “¿Qué quiero hacer?”.
-¿Y qué se responde?
Seguir recibiendo a pacientes y ayudar a otros con mi experiencia.
-Resuma qué hacer para envejecer bien.
-Cuida de la propia salud, mima a la red de amigos, sé optimista, sé solidario, respeta a la gente del entorno. Y déjalo todo planificado para tu final: ceremonia, entierro, testamento. Dejar eso a los que se quedan es egoísta. Que nadie tenga que estresarse por tu causa ¡es la máxima generosidad!
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