Las Náyades.
En la mitología griega, las Náyades eran las ninfas de aguas dulces, como fuentes, arroyos y manantiales, tal como las Oceánides estaban asociadas al agua salada y las Neréidas al mar Mediterráneo. Sus mitos y leyendas hablan de jóvenes bellas que suelen enamorar a los mortales con su belleza y gracia, pero que también pueden ser muy peligrosas.
Como ninfas, las náyades eran mujeres muy longevas (aunque sabían disimularlo muy bien), pero de todas formas mortales. De hecho, al estar tan vinculadas al agua, se decía que si sus aguas se secaban, ellas perecían. Por lo tanto, no eran omnipotentes. De todas formas, cabe destacar este carácter de peligrosidad que se da a ciertas divinidades femeninas acuáticas, lo cual no debería extrañarnos si pensamos que los griegos eran un pueblo viajero y sabían lo traicioneras que eran las aguas.
Las náyades eran hijas de Zeus, según Homero, mientras otros dicen que su padre era el titán Océano, lo cual explicaría más su relación con las aguas. Cada localidad tenía sus fuentes y manantiales, con sus propios grupos de náyades, que eran objetos de culto. Se creía que tenían dones curativos y que ayudaban a la fertilidad. Esa razón, cuando un joven alcanzaba la mayoría de edad, dejaba como ofrenda algunos cabellos infantiles a la náyade de su manantial local. Mientras que los enfermos solían beber de sus aguas o bien tomar un baño. El ejemplo más popular es el de Lerna, donde se ahogaba a un animal como parte del ritual.
Sin embargo, las náyades no eran tan benevolentes como parece. De hecho, bañarse en sus aguas podía ser peligroso a veces, pues ellas podían considerarlo un sacrilegio y castigar al ofensor. Lo mismo sucedía en caso de ser vistas, lo que podía causar locura. Además eran muy celosas y caprichosas, como cuenta la leyenda de un pastor que le fue infiel a una náyade y ésta se vengo cegándolo permanentemente. O el caso de Hilas, de quién ya hemos hablado en La Vida es Arte, quien fue raptado por náyades que se enamoraron de él.
Las náyades tienen su categorización: las Limnátides o Limnades, que vivían en lagos y ciénagas peligrosos; las Pegeas, en cataratas y manantiales; las Creneas o crénides, protectoras de las fuentes, las Eleionomae, que viven en pantanos, y las Potámides, de los ríos.
Han sido representadas en hermosas obras a lo largo de la historia como esta pequeña y maravillosa escultura del artista Giovanni Battista Lombardi.
Este artista romántico destacó por sus figuras serenas esculpidas en mármol como ésta que te compartimos, titulada Ninfa o náyade .
La obra fue un encargo de la Signora Camilla Facchi Fè De Ostiani, que Lombardi realizó en 1858 y fue instalada en "las paredes de oro" de los baños del Palazzo Facchi de Brescia.
La obra mezcla la simplicidad y armonía clásica con el sentimiento romántico. La joven, de rasgos idealizados, es representada justo en el momento en el que va a entrar en el agua de un río, parcialmente cubierta por la ropa que se está quitando. Al bajar la cabeza para mirar el agua, hace más visible la diadema que lleva con una cáscara en medio, lo que indica que se trata de un ser mitológico. Sintiendo el agua fría a los dedos del pie derecho, parece dudar si entrar al agua o no. Es una composición armónica independientemente del lugar desde donde se contemple la figura.
La excelente técnica de Lombardi es visible en el mármol, en el detalle del pie en el agua, o sus rasgos y cabellos finamente cortados o el trabajo de los pliegues de la ropa, que nos hablan del aire clásico que este escultor tomó durante su estancia en Roma.
La Obra:
Ninfa o Náyade
Artista: Giovanni Battista Lombardi
Mármol blanco sobre mármol rojo
Tamaño: 49 x 40 x 40 cm.
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