VOCABULARIO DE POBREZA.

La escasez de recursos siempre ha acompañado a grandes sectores de la humanidad y esta circunstancia se ha reflejado en el lenguaje.


La pobreza se ha metido hasta en nuestras conversaciones, nos habla al oído y solo las pronunciamos. Para no arraigarla, deberíamos erradicar para siempre algunas expresiones de nuestro vocabulario, porque queremos tener éxito, queremos ser abundantes y sin embargo no somos coherente con lo que decimos.


1. Poco a poco

Cuando la mayoría de las personas comienzan algo, suelen afirmar: “avanzaremos poco a poco”. La palabra “poco” significa escaso. Ahora, ¿qué imagen ves cuándo escuchas la palabra “poco”?. Presta atención a esto: “Lo haremos poco a poco” vs “Lo haremos paso a paso.” La segunda expresión es más edificante, construye un cuadro mental de más fuerza y posibilidad.


2. Necesito

Esta palabra significa carencia. ¿Qué ves o qué sientes cuando escuchas la palabra “necesito”? “Necesito un trabajo, necesito dinero, necesito mejorar, necesito apoyo. “Cambia tu lenguaje y di: ¡quiero dinero, quiero otro trabajo, quiero mejorar, quiero apoyo, quiero cambiar! El solo hecho de pronunciar las palabras desde una posición activa, de decisión y voluntad, ya cambia tus cuadros mentales.


3. Voy a tratar

Otra expresión muy usada es “voy a tratar” (es casi como fracasar en el intento). Alguien decía: “estamos cansados de los ‘tratadistas’, se precisa gente que lo HAGA”. Es tan simple decir: ¡lo haré! y Si no puedes o no quieres hacerlo, sencillamente di: ¡no lo haré!. El mundo no se viene abajo, sigue su curso. No pruebes suerte, no lo hagas “para ver” como te va. Así que cada vez que dices “voy a tratar”, estás acostumbrando a tu mente a “intentar”, a “negociar”. ¡No negocies con tu mente, dale las órdenes y obedecerá!


4. Vale la pena

Otra expresión común del vocabulario de la pobreza es “vale la pena”. Pena es tristeza, dolor, angustia. Lo que vas a hacer no vale la pena, vale el esfuerzo, vale la satisfacción, la alegría.


5. En la lucha

Es una respuesta típica en muchas personas, cuando le preguntan” cómo estás?”: “Aquí, en la lucha”. No te das cuenta que tu afirmación inconsciente está creando en tu vida la sensación de “luchar”, de ir contra lo difícil, contra obstáculos, lo cual experimentas día a día sintiendo en realidad que luchas contra muchos para poder conseguir lo que quieres. En lugar de eso, podrías crear otra afirmación que recree otro escenario en tu día a día. Por ejemplo, responder: ¡excelente!, ¡Dios ante todo!, ¡Con Dios y pa’lante!, o cualquier otra afirmación positiva.


Hay que prestarle atención a las palabras. Una palabra es un pensamiento hablado. Un pensamiento es una palabra en silencio. Las palabras son un poder, energía creadora: crean ideas, crean sensaciones; lo que escuchas puede determinar lo que sientes. ¡Las palabras crean cuadros mentales!


Un consejo popular dice: “piensa antes de hablar.” La verdad, no obstante, es que nadie puede hablar sin pensar. Cuando alguien dice algo “sin pensarlo”, en realidad lo pensó sin darse cuenta; fue un proceso que ocurrió en su subconsciente y que pasó inadvertido. Es casi un acto automático.


Del mismo modo que nadie puede dar lo que no tiene, nadie puede expresar lo que no piensa. Incluso, el acto de mentir, exige un nivel de pensamiento y creación. Las palabras tienen poder porque son escuchadas en la mente, tanto del que las oye como del que las pronuncia y las convierte en imágenes.


Cada palabra la hemos asociado a una imagen y a una determinada sensación. Por ejemplo, cuando escuchas la palabra “avión”, lo más probable es que tu mente ve un avión, incluso lo ve volando. Las palabras crean imágenes y esas figuras mentales amplifican lo que somos. Tienden a acentuar nuestros sentimientos más básicos.


Cuando escuchas con detenimiento el vocabulario de la mayoría de personas (quizás el tuyo también y no lo habías notado), lo que encuentras son palabras de escasez. Al ser pronunciadas constantemente, esas palabras son semillas de pobreza. Por ejemplo: “ojalá”, “vamos a ver”, “hay que probar suerte”, “Dios quiera”. Eso es pobreza mental que se expresa como pobreza en el vocabulario. Cambia tus códigos mentales y tu vida cambiará.


De la abundancia del corazón, habla la boca. Hablemos entonces, de abundancia. Las palabras son decretos.



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