Hay personas que no son capaces de escuchar a los demás.

Dentro de una persona que no es capaz de escuchar a los demás, se esconden un sin fin de voces que le resultan imposibles de acallar, voces internas que se vuelven gritos, reclamos de todo tipo en forma de prejuicios, negación, traumas, heridas emocionales, recuerdos tormentosos, complejos, proyecciones y toda una compleja gama de ruido mental y emocional tan estridente y “ensordecedor” que la ansiedad y el miedo se apoderan del sujeto y le impiden escuchar cualquier cosa que desde fuera se le trate de comunicar.

Tristemente la mayoría de las “víctimas” de dicha condición ni siquiera sospechan que existe algo anormal en su conducta y mucho menos son capaces de imaginar que exista tal cosa como la paz Interior.


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