Te encontraré.

 


Y fue en ese bosque donde nos conocimos, tú sonreías junto a ese río mientras me acercaba a conocerte. Me miraste con esos ojos de color miel, hipnotizándome hasta que me encontré a tu lado, me tocaste y me convertí en mil pájaros que empezaron a volar a tu alrededor. Abriste tus brazos en cruz y te dejaste caer de espaldas sobre diez mil pétalos con el aroma de mi cuerpo. Dormiste y soñaste con ese que por un momento te cogió de la mano y te despertó de ese mundo en el que estaba sumergida.


Te miré atentamente a tus ojos y dije:


“Ni pájaros, ni rio, ni bosque, estuviste todo este tiempo soñando”


Ella sonrió y dijo:


“Creo que la realidad me impresiona más”


Sonreí sabiendo el problema y le comenté:


“Lo siento pero me tengo que marchar y me duele que sea así”


Atónita dijo:


“¿A dónde?”


Yo cabizbajo se lo expliqué:


“Este es mi sueño y sabiendo que existes prefiero buscarte. Porque cada vez que sueño contigo se a quien quiero. Estés donde estés espérame. Te encontraré”


De repente desperté en mi campo de amapolas del cual yo soy el jardinero que las cuida. Parece ser que me había quedado dormido entre tanta búsqueda, que di con ella en mis sueños. Me levanté y fui rumbo a casa. Abro la puerta del cercado, salgo y miro para atrás a esa gran extensión de flores recordándola a ella donde mi mente no paraba de repetir y repetir lo último que le dije. Hice parar a mi mente dejando a mis labios que sean los últimos en decirlo:


“Te encontraré”

David Alvarez en lunes, febrero 10, 2020

Vía:unafotounahistoria.es

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