La fiesta extrema de Freddie Mercury no apta para las buenas conciencias.

El ex líder de Queen organizó en el Fairmont Hotel una de las fiestas más recordadas en la historia de la música debido a su salvajismo; los invitados eran recibidos por enanos que les obsequiaban líneas de cocaína de la más selecta calidad y tan gruesas como el brazo de una mujer, en bandejas de plata sobre sus cabezas. Los cerca de 500 invitados que se dieron cita pudieron observar grotescos espectáculos con drag queens, strippers transexuales, mujeres gordas en tanga, tragafuegos, encantadores de serpientes y contorsionistas. En los baños se daban de manera gratuita servicios de sexo oral proporcionados por hombres y mujeres expertos en la materia. Un show de perversiones y diversión que sólo unos cuantos pudieron sobrevivir para contar.

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