«HOMBRES DE PASO»



 Me harta la idea de verlos llegar a mi vida, ha dejado de provocarme emoción conocer un hombre.

Pareciera que tienen un ritual para llamar mi atención, hablan de lo maravilloso que saben amar y resulta que saben a pura falsedad. Me causa hastío leer sus promesas inconclusas, sus mentiras con recetas de felicidad.

Están todos aquellos que juran que tus piernas son las únicas que abren, cuando su piel aún trae marcas de la boca que se los folló anoche, antier o hace unas horas.

Cambiaría tanta palabrería por hechos de un sólo hombre, uno que me lleve a caminar, que se ría como loco cuando me mire tropezar, uno que me vea hermosa despeinada y empinada, ése que sea todo un caliente y quiera sexo todo el tiempo, en todas las posiciones, pero conmigo.

No quiero que me hable todo el día pero que me cargue en su lealtad y en su armoniosa fidelidad.

Ya no me emociona un corazón dibujado en una hoja, mucho menos un mensaje quizá reenviado, quiero un te quiero en mis peores días, que se quede cuando me vea en ruinas, que no desprecie mi cuerpo si un día es más extenso.

Definitivamente ya no quiero pieles de paso, ni amores baratos; me he construído tan bien que sé que merezco un amor completo, no estoy dispuesta a ceder en ser un amor de a ratos, ni roto, mucho menos quiero un hombre indeciso; esos cabrones me ponen de malas, me matan la idea y las majestuosas ganas de verlos desnudos en un cama.

No planeo ser la que llora, ya fui la idiota que una vez creyó que el amor se derrama por lo ojos, ya fui a la que engañaron, a la que llamaron estando con otra, así que todo eso ya no me interesa.

Estoy segura que ya me aprendí amar, y si un hombre no llega con las manos dispuestas en acariciar completa mi carne, mi alma y las múltiples cicatrices que cargo con toda mi pasión, sé que dejarlo marchar es la mejor decisión.

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