EL CUENTO DE LA VIDA.
En la segunda, la cautela era mayor. Se cuidaban, pero no por ello dejaban de disfrutar. Si veían que era peligroso, se asomaban, pero no saltaban. Habían aprendido a desconfiar.
En la tercera, todo eran miedos. Ya no había más oportunidades, era la última. Era mejor no arriesgar, analizar la situación antes de cualquier movimiento. No era necesario probarlo todo, solo aquello que fuera seguro. Disfrutar quedaba en un segundo lugar. Sobrevivir, ese era el objetivo.
—Mamá… ¿qué vida estás viviendo tu?
—Es solo un cuento, Daniel. Es ciencia ficción, en este mundo solo hay una vida.
—Ah… y tú, ¿cuál has elegido vivir?
Se quedó callada, no supo qué responder. En ese momento, se dio cuenta de que ella no había elegido. Y de que podía hacerlo.
Beatriz Fernández Alonso
Comentarios
Publicar un comentario