Acepto que me protejas, pero no que me controles
En las relaciones de pareja a veces surgen celos que provocan que nuestra pareja nos controle, o que nosotros mismos controlemos a nuestra pareja. Pero, muchas veces confundimos ese control con protección.
“Si me controla es porque se preocupa por mí”, “si tiene celos es porque le importo”, “si se enfada es porque tiene motivos”. No te equivoques, no siempre estás en lo cierto. Los celos no son amor, el control no es protección.
Con el control no me sentiré protegido; me agobiarás y provocarás que me aleje de ti cada día más.
A medida que la persona que te controla vaya teniendo más sentimientos hacia ti, te irá controlando cada vez más. El sentimiento es de saber dónde estás a cada momento, si pudiese pegarse a ti y no separarse ni un segundo lo haría. Da miedo y, realmente, es para tenerlo. Hoy acepto que me protegas, pero no voy a aceptar que me controles. Piensa que tu libertad es mucho más valiosa que una relación en la que se te prive de ella.
Quiero ser libre, no tener barreras
El control es una forma de manifestar la inseguridad que tenemos nosotros mismos. No podemos controlar a nuestra pareja, porque lejos de lo que podamos pensar ¡es libre! Creemos que por el mero hecho de estar en pareja y tener que cumplir ciertas “normas”, por ejemplo no ser infiel si es el caso, debemos privar de la libertad a nuestra pareja.
Estar en pareja no implica que nos corten las alas. Debemos seguir persiguiendo nuestros sueños, si queremos irnos a otro país o de viaje ¡debes hacerlo! No dejes de vivir tu vida por el mero hecho de estar en pareja. No permitas que te corten las alas, porque si es así no vas a ser feliz.
Dicen que amar a alguien te hace muy feliz y dichoso, pero si ello tiene la cara oculta de la privación de libertad y el control ¿cómo ser feliz entonces? En ocasiones puede pensar que estas en un error, que realmente no te está controlando, que tú estás haciendo de un granito una montaña de arena. Cuidado, porque la persona que te controla te hace ver a ti que te encuentras equivocado, por eso ¡abre los ojos!
No puedes permitirte no ser libre, ¿y tus sueños?, ¿y tu vida? Sé libre y no dejes que nadie te controle. Eso no es amor, tenlo bien presente. El amor es otra cosa, algo en lo que tu libertad y tu felicidad ocupan el primer lugar, la preocupación fundamental.
Soy libre contigo o sin ti, puedes coger mi mano y acompañarme en este camino, pero nunca te permitiré que ejerzas el control sobre mí
Cuando te descubra no tendrás escapatoria
Saber si nos están controlando o no puede ser relativamente fácil si lo vemos desde fuera, pero algo más difícil si estamos dentro de toda esta situación, donde nos encontramos inmersos con nuestros sentimientos.
Por eso, debemos aprender a leer la forma en la que actúa una persona que controla que incluso muchas veces puede no ser una pareja. En ocasiones, hay amistades que quieren controlarnos o incluso familiares. Claro que en la pareja, esto a veces es mucho más notable y más habitual de lo esperado.
Quieren hacer mucho en poco tiempo, quieren estar el máximo tiempo posible. Esto puede ser soportable al principio, pero puede llegar a agobiarte pasado el tiempo.
Lo racional no tiene cabida, todo es fabuloso y maravilloso, por eso no quiere perder el tiempo. Como te colma de atenciones y vela por ti, se siente con derechos sobre tu vida.
Es seductor, pero un seductor que tiene segundas intenciones. Quiere tenerte siempre contento para que no quieras irte de su lado. Te quiere solo para él. Eres suyo. Aquí es donde empieza el afán de posesión.
Te hace sentir especial, que eres lo mejor que le ha pasado, que eres único e irreemplazable en el mundo. Con esto, la persona que controla se siente con derechos para decidir que tu vida es suya.
Muchas veces, no creerás que lo que ocurre es cierto. Todo ocurre de manera silenciosa, pues con estas actuaciones, estás casi como firmando un “contrato” en el que le cedes tu vida al controlador. Piensa bien en la persona que tienes a tu lado y no permitas que te absorba, que te controle. Seguro que te sientes seguro a su lado, especial, pero ¡cuidado! A largo plazo, todo eso puede mostrar una personalidad controladora que no te hará feliz, sino todo lo contrario.
Protege tu libertad, protege tus alas. Nadie tiene el derecho de cortártelas, nadie tiene derecho a controlar tu vida. Pues ella es tuya y tú eres el único que debe dirigirla y vivirla con felicidad, cumpliendo todos tus sueños, eliminando las barreras que puedas encontrar.
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