Las personas amargadas.
Las personas amargadas son aquellos que no se gustan.
Y que por eso tienen que amargar a los demás.
Porque no soportan que haya gente libre.
Gente que se acepte.
Gente que pueda ser o parecer feliz sin tener apenas nada.
Las personas miserables son aquellas que son incapaces de alegrarse por las alegrías ajenas.
Que siempre y en todo caso ven el peor lado.
Que se enfadan por absolutamente todo.
Porque todo está mal.
Pero los que están mal son ellos.
Porque desde ahí, desde ese lugar, desde sus ojos y sus emociones empozadas en la rabia y en la envidia, son incapaces de sentir la vida.
Las personas tóxicas son aquellas que quieren imponerte su mierda.
Que quieren que te hundas con ellos y con ellas.
Cuya única misión parece entristecer tus ganas.
Acabar con cualquier posibilidad de esperanza.
Las personas dañinas son aquellas que absorben tu energía.
Que te chupan la sangre como vampiros.
Que no te sueltan como garrapatas.
Porque tu atención les da vida.
Y te dejan sin ella a ti.
Las personas que no te aportan nada pueden estar en cualquier lado.
Pueden ser conocidos o amigos íntimos.
Puede ser incluso una prima.
O tu padre.
A esas personas hay que aprender a detectarlas.
Y hay que ignorarlas.
Y si insisten.
Hay que mandarlas a la mierda.
Hacerles un corte de mangas desde lejos.
Mientras sonríes.
Porque tú tienes un tiempo limitado en esta existencia.
Tienes los días contados.
Y no puedes estar regalándoselos.
A aquellos y aquellas.
Que lo único que quieren de ti.
Es verte jodido.
Para sentirse mejor.
Roy Galán
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