Perros... esos amigos.

El perro cuando te percibe triste o siente que te has hecho daño rápidamente acude a lamerte la herida; le da igual cómo te hayas hecho esa herida o quién te la ha hecho, o si te la merecías, o si es más grande o más pequeña. Él simplemente sabe que una herida se cura dando cariño y te lo da sin dudarlo dos veces.
En cambio las personas cuando les contamos el motivo de nuestro dolor lo primero que hacen es explicarnos amplia y detalladamente por qué nuestro sufrimiento es una tontería, por qué nuestro problema es mínimo y los suyos son increíblemente complejos, por qué reaccionamos exageradamente a algo que ellos solucionarían rápido, y nos explican cómo, y nos dan estupendos consejos que debemos seguir a rajatabla, y se andan por las ramas en diversos discursos intelectualistas y hacen de todo menos acercarse y lamernos la herida... que es lo único que queremos en realidad.
A veces estaría bien que fuéramos un poco más perrunos, y menos listos.
Mario Herrero.

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