"La mujer condenada”
De enorme talento y sensibilidad fue el artista francés Tassaert, como su capacidad de análisis social con respecto a su época; su obra está llena de retratos y de acontecimientos históricos que pintó para poder ganarse la vida, pero también de protesta hacia una sociedad burguesa hipócrita.
Denuncia en sus pinturas la injusticia social con crudo realismo: aparecen familias tristes, niños moribundos en las calles, harapientos huérfanos, mujeres desgraciadas, frío, suciedad, hambre y pobreza.
Rechazaba el elitismo del mundo del arte y se mantuvo alejado de él; incómodo y poco valorado por la crítica de la época, posiblemente muy avanzado a su tiempo, sentía el peso de no ser comprendido, sentimiento de vacío que le acompañó hasta el final. Enfermo y alcoholizado, terminó suicidándose.
Más de siglo y medio después, es necesario rescatar en el tiempo y resignificar una pintura de él, pues es de un erotismo excepcional, encarnada concretamente en “La femme damnée”, título al castellano traducido como “La mujer condenada”. Fué en su momento prohibida, censurada, considerada obscena; aunque es del año 1859, es digna de ser desnudada con los ojos de hoy.
Arte en todas sus formas , manejo de verdad magistral .
Una Venus se retuerce de placer. Flota, liberada en el cielo. Está siendo “devorada” por tres figuras andróginas. Bien podrían ser ángeles asexuados, dándole un placer místico a la diosa. O bien podrían ser mujeres, lo que añade a esta obra de Octave Tassaert una razón más para que fuera tan escandalosa en una época de extremo puritanismo burgués.
Unos tonos pastel tiñen este cuadro para potenciar en el espectador la sensualidad que ya de por sí supura esta oda a la estimulación femenina. No le queda una terminación nerviosa sin espolear a esta mujer condenada. Condenada quizás por la sociedad, que no puede permitir que una mujer sea tan libre.
Eso de “mujer condenada” es un título irónico, por supuesto. Tanto placer, tanta felicidad merecería la condenación eterna. Este cuadro es en muchos sentidos una pintura religiosa, muy diferente a otros ejemplos de arte erótico de Tassaert, cuadros de lo más explícito en los que no hay tanta elegancia.
La obra de Tassaert siempre fue incómoda para aquellos ojos burgueses de la Francia de mediados del siglo XIX. Quizás por ello su carrera no acabó de despegar y, ninguneado, acabó dejando el mundo del arte, tan lleno de embaucadores, farsantes y trepadores, para morir alcoholizado y enfermo tras un trágico suicidio en su casa de París.
Este malditismo que rodea al cuadro y a la propia figura del artista hizo que pintores posteriores como Gauguin o Van Gogh idolatraran a Tassaert.
Genial en el manejo de formas y plasticidad corporal .
La mujer condenada”
óleo sobre lienzo,-1859
Por Octave Tassaert,-(1800–1874)
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