La historia de cómo comenzó el orgullo LGTB

LA REBELIÓN DE STONEWALL
(Un día como hoy... sobre #LGTB y la revuelta de #Stonewall)
28 de junio de 1969, barrio de Greenwich Village, Nueva York. Ubicando en una importante zona de la ciudad, Stonewall Inn había nacido años atrás cuando Tony Lauria, hijo de un reconocido mafioso, se decidía -contra la voluntad de su padre- a abrir un bar LGTB. Rápidamente, ante la falta de lugares del estilo, Stonewall fue haciéndose cada vez más popular: además, a diferencia del resto, allí estaba permitido bailar.
Poco a poco, se fue convirtiendo en espacio de reunión para latinxs y negrxs que llegaban desde Harlem... y para lxs blanxs de clase media sería sinónimo de mala palabra. Sin embargo, como era de esperar, con la popularidad llegaron también los problemas... Con el paso del tiempo, las visitas policiales se fueron haciendo algo cada vez más frecuentes. Allí, Tony Lauria debía pagar 1200 dólares para evitar disturbios y la policía solía llevarse detenidxs a quienes vestían ropa del "sexo opuesto".
Pero aquella noche de junio, una persecución comenzaría por la ciudad de la mano del nuevo comisario Pine, veterano moralista y reconocido homofóbico, y el foco recaería en Stonewall. Luego de varias noches seguidas en las que se detenía a empleadxs y se secuestraba mercadería, el 28 de ese mes, a la 1:20, cuatro policías de civil y dos uniformados entraron a los gritos al local y comenzaron a desplegar su violencia diaria. Sin embargo, esa noche, algunas personas se cansaron y, en lugar de colaborar para evitar más violencia, la indignación de unx se fue contagiando y comenzó una espontánea resistencia.
A los pocos minutos, ya no eran solo quienes estaban dentro del bar, sino que mucha gente se acercó a apoyar frente al local mientras la policía golpeaba y buscaba detener a quienes consideraba. Lo que en un principio eran gritos para que se detuvieran, al rato ya era una batalla campal que iría en aumento conforme a la violencia policial. El apoyo popular tomó por sorpresa a los represores y, entre parquímetros destrozados y patrulleros destruidos a piedrazos, la resistencia se extendió hasta el amanecer.
Los días siguientes no serían tan distintos y las cosas tampoco cambiarían de una noche para la otra. La prensa haría su juego de siempre llamando Panteras Rosas a lxs negrxs que se adherían a la lucha y gran parte de la sociedad exigiría más represión. Pero una lucha eternamente silenciada que gritaba por dignidad, derechos y el fin de la persecución, ahora estaba en marcha y de pie. Un año después, el 28 de junio de 1970, se llevaba a cabo la primera marcha del orgullo gay. Y, de ahí en más, año tras año, el grito sería más fuerte.
Vía: Livertá! fb


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