El mito de Procusto
Aunque el mito de Procusto no es muy conocido cabe decir que es sin duda uno de los más lóbregos y terribles. Cuenta la mitología griega que este personaje era un posadero que regentaba una taberna en las altas colinas de Ática. Allí, ofrecía además alojamiento a los viajeros. Sin embargo, bajo aquellas barbas y bajo aquellos techos amables que invitaban al descanso y la comodidad, se escondía un macabro secreto.
Procusto tenía una cama donde invitaba a tumbarse a los viajeros. Por la noche, cuando estos dormían aprovechaba para amordazarlos y atarlos. Si la víctima era más alta y sus pies, manos o cabeza salían de la cama, procedía a cortarlos. Si la persona era más baja, les rompía los huesos para ajustar las medidas.
Este oscuro personaje llevó a cabo sus macabras acciones durante años hasta que a su posada llegó un hombre muy especial: Teseo. Como ya sabemos, este héroe adquirió fama por haberse enfrentado al Minotauro de la Isla de Creta y por convertirse más tarde, en el rey de Atenas. Se cuenta, que cuando Teseo descubrió lo que aquel sádico ser llevaba a cabo por las noches, decidió aplicarle a Procusto el mismo castigo que este aplicaba a todas sus víctimas.
«Desde entonces, trascendió una advertencia a modo de refrán que dice lo siguiente: cuidado, hay personas que cuando perciban que tus opiniones no se ajustan a las suyas o cuando vean que eres más brillantes que ellos, no dudarán en acostarte en la cama de Procusto»
Fuente; La Mente es Maravillosa
Procusto tenía una cama donde invitaba a tumbarse a los viajeros. Por la noche, cuando estos dormían aprovechaba para amordazarlos y atarlos. Si la víctima era más alta y sus pies, manos o cabeza salían de la cama, procedía a cortarlos. Si la persona era más baja, les rompía los huesos para ajustar las medidas.
Este oscuro personaje llevó a cabo sus macabras acciones durante años hasta que a su posada llegó un hombre muy especial: Teseo. Como ya sabemos, este héroe adquirió fama por haberse enfrentado al Minotauro de la Isla de Creta y por convertirse más tarde, en el rey de Atenas. Se cuenta, que cuando Teseo descubrió lo que aquel sádico ser llevaba a cabo por las noches, decidió aplicarle a Procusto el mismo castigo que este aplicaba a todas sus víctimas.
«Desde entonces, trascendió una advertencia a modo de refrán que dice lo siguiente: cuidado, hay personas que cuando perciban que tus opiniones no se ajustan a las suyas o cuando vean que eres más brillantes que ellos, no dudarán en acostarte en la cama de Procusto»
Fuente; La Mente es Maravillosa
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